El gobierno de Tamaulipas se ha coludido con los narcos para aplastar a la prensa.
Los criminales no quieren que ciertas noticias de violencia se sepan para no mancillar sus intereses. Al gobernador, su gabinete y sus alcaldes les conviene que no se difunda la radiografía real y fidedigna de la inseguridad.
No me cansaré de denunciar este estado fallido, este narcoestado llamado Tamaulipas, a pesar de las campañitas que lanza en mi contra el gobernador priísta Egidio Torre Cantú, usando a sus alcaldes, sus representantes, sus bots en Twitter y sus plumas pagadas. En este país tocar intereses —de cualquier partido y filiación— tiene un costo.
En menos de una semana, en Tamaulipas se registraron una decena de asesinatos, secuestraron al director de uno de los periódicos históricos de la entidad, lanzaron por séptima ocasión granadas contra las instalaciones de la estación local de Televisa, hubo dos muertos por una pelea de criminales en el penal de Altamira y se reportaronnarcobloqueos.
Las cifras oficiales, presumidas por los gobiernos federal y estatal, cuentan de una disminución en el número de homicidios en todos los municipios importantes de la entidad.
Sin embargo, entre los ciudadanos la percepción es otra.
Hace unos meses, se podía dividir Tamaulipas en dos realidades. En el norte la situación seguía muy violenta, pero en el sur del estado la gente ya hablaba de una mejoría en las condiciones.
A pesar del operativo especial del gobierno federal para tranquilizar las cosas enTamaulipas, el panorama se ha descompuesto y hoy, de nuevo, todos, en el norte y en el sur, diagnostican la gravedad de la situación:
Secuestros al alza, gente que desaparece como si nada, capos que usan a comunicadores para instruir a todos los medios de comunicación qué información no debe ser divulgada so pena de ser asesinado, fuerzas policiacas que permiten que todo suceda y se aparecen sólo cuando el hecho está consumado, ciudadanos que arman convoyes para poder transitar por las carreteras y hasta aumentos en el precio de la carne porque la industria ganadera está a la baja por las extorsiones.
El gobierno priísta de Tamaulipas y de la mayoría de los municipios ha sido incapaz ante el reto, sordo ante el reclamo ciudadano e inactivo si no es que cómplice ante la brutal amenaza del crimen organizado. No sólo los actuales. Llevan varios sexenios consecutivos entre caciques, narcos, pasmados e ineptos.
¿Así se van a llevar al cabo las elecciones este junio en Tamaulipas? ¿Para que, como siempre, los narcos palomeen candidatos y sometan a balazos a cualquiera que pretenda plantárseles en frente? ¿Para que sigan las fugas de capitales? ¿Para que se vayan a vivir al extranjero los tamaulipecos que pueden y se queden a aguantarse los que no tienen con qué huir?
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