Culicán, Sinaloa.- La violencia que ha generada por el narcotráfico en México, ha ocasionado que las cifras de muertos sean cuestión cotidiana y se encuentren al alza en los medios de comunicación impresos y digitales más conocidos por la opinión pública mexicana.
La vida de los traficantes de drogas pareciese que termina con la muerte de dichos personajes, ya sean acribillados en reyertas callejeras o ajustes de cuentas.
O bien muertos por alguna otra cuestión no vinculada con la violencia. Las reflexiones sobre los rituales y espacios posmortem de los traficantes de drogas ha sido poco abordados por los antropólogos u otros investigadores sociales.
La idea de generar una reflexión sobre estos espacios posmortem y sus significados simbólicos, se constituye en un tema que los investigadores dedicados al estudio de la muerte y sus expresiones rituales en México podrían abordar, y entender las implicaciones socioculturales de la materialización de narcocorridos y la construcción de mausoleos y tumbas “faraónicas” que tratan de “prolongar” de manera simbólica la vida de los traficantes de drogas.
En el imaginario de los traficantes de Sinaloa, la muerte es un riesgo de las actividades ilícitas a las que se dedican estos personajes. Y por lo tanto a través de corridos, tumbas y mausoleos intentan perpetuarse en la memoria de familiares, amigos, enemigos y también de la opinión pública.
Los rituales mortuorios de los traficantes de drogas, ya fallecidos se caracterizan por ir acompañados de música de tambora, de suntuosos arreglos florales, de autos y camionetas de lujo. Además de que a los difuntos se les coloca en féretros de maderas finas o de metal bañados en oro y de precios millonarios. Por si fuera poco las tumbas y mausoleos son construidos de materiales finos y caros, como mármol italiano y/o con acabados en madera. Incluso los mausoleos cuentan con pequeños templos para oficiar ritos católicos.
LA MUERTE Y LOS NARCORRIDOS
Los narcocorridos describen las correrías de los traficantes de drogas y sus vínculos con el dinero, la corrupción, el amor, la violencia, y la muerte. Es la muerte una de las facetas más importantes para los traficantes de drogas, ya que los narcocorridos los “inmortalizan” de cierta manera y a partir de las historias contadas los narcos trascienden y se colocan en el imaginario popular mexicano.
Un ejemplo lo tenemos en el corrido llamado Pedro Avilés, que cuenta la forma en cómo mataron a este traficante de drogas de Sinaloa. El corrido dice lo siguiente:
“Lo apodaban el licenciado/ dice que era muy valiente/ lo mataron por la espalda/ nunca pudieron de frente/ porque Pedro se paseaba/ dondequiera con su gente/ Cruzó toda la frontera/ para el lado americano/ lo mismo entraba por Texas/ que por avión a Chicago/ hizo historia en California/ porque Pedro era muy bravo/ Gitano ya mataron a tu jefe/ Culiche ya mataron a Pedro/ tus amigos te recordaran por siempre/ porque fuiste un gran amigo sinaloense/ La leyenda del Gitano y de su gente/ con la muerte de Avilés ha terminado/ porque Pedro siempre fue considerado/ el más grande de los siete del reinado/ Gitano ya mataron a tu jefe…
El corrido es una suerte de epitafio y también una microhistoria de la trayectoria en vida de Pedro Avilés uno de los traficantes más sobresalientes de los años setenta en Sinaloa. Este traficante tenía varios sobrenombres y era famoso en el noreste de México, ya que en vida se dedicaba al trasiego de marihuana y goma de opio. Luis Astorga investigador social de la UNAM manifiesta que:
“Pedro Avilés murió en un enfrentamiento con la Policía Judicial Federal el 15 de septiembre de 1978 y que era originario de las Ciénagas de los Silva, Durango. Aunque otra versión dice que nació en Sinaloa. Según los corridos que existen este murió víctima de una traición, por parte de una comando de la Policía Judicial Federal al que había previamente sobornado, y fue acribillado por la espalda” (Astorga, 1995: 103).
A través de los corridos Pedro Avilés, se transformó en un mito y también pasó a formar parte de la historia del tráfico de drogas. Inmortalizándose como personaje en el imaginario popular y de alguna manera pasando a formar parte de la identidad vinculada a los traficantes de drogas del noreste de México.
Otro traficante de drogas sinaloense, que trascendió en la historia local a través de los narcocorridos, fue Manuel Salcido Uzeta conocido con el sobrenombre de El Cochiloco.(1) Este traficante murió en la ciudad de Guadalajara, Jalisco a manos de un comando de gatilleros que le disparó más de ochenta balas. Este traficante de drogas fue parte del llamado cártel de Guadalajara al que pertenecieron Rafael Caro Quintero, Ernesto Fonseca Carrillo y Miguel Ángel Félix Gallardo. Los más mediaticos de la década de los años ochenta.
Un corrido llamado Ya mataron a Manuel plasmó la forma en cómo lo acribillaron sus enemigos:
Voy a contarles a todos/ que se sabe en Piedras Negras/ en Monterrey, Nuevo León/ en la China y Cadereyta/ que mataron en Jalisco / a Manuel Salcido Uzeta/ Fue en la ciudad de Zapopan/ cerca de Guadalajara/ donde El Gallo de San Juan/ caía en una emboscada/ junto con su pistolero/ y también su hija adorada/ Se sabe iban contentos/ los tres en su camioneta/ ya pa, llegar al esquina/ antes que diera la vuelta/ ahí lo encontraron vilmente/ mil balas de metralla/ Como lamenta la muerte / de Manuel Salcido Uzeta…
El corrido nos describe la forma en cómo fue asesinado dicho narcotraficante, aunque exagera los datos, la descripción se acerca a los pormenores que dieron algunos diarios sobre su deceso en una celada callejera. Los datos sobre su vida dicen que Manuel tenía 22 años, cuatro más desde que abandonó San Juan, su pueblo, ubicado en el municipio de San Ignacio casi a una hora al norte de Mazatlán, y del cual salió para dejar la miseria y buscar la fortuna.(2) Versiones periodísticas manifiestan, que Manuel Salcido Uzeta conoció más tarde a Modesto Osuna un traficante de marihuana de Sinaloa, y de quien aprendió el negocio del tráfico de drogas.
TUMBAS, MAUSOLEOS Y TRAFICANTES DE DROGAS
Como habíamos manifestado anteriormente los algunos traficantes de drogas en vida han mandado a construir sus tumbas y mausoleos de manera ostentosa o bien los familiares han decidido construir posmortem en cementerios públicos y mausoleos privados, tumbas para depositar los restos de los parientes involucrados en el tráfico de drogas. En Culiacán capital del estado de Sinaloa se cuenta con varios cementerios reconocidos por albergar los restos de “famosos” narcotraficantes. Uno de los cementerios más conocidos, es de “Jardines de Humaya”. Pero también en los pueblos de donde son originarios algunos traficantes de drogas, se han construido criptas y tumbas, que semejan mansiones. Es el caso del mausoleo de Edgar Iván Guzmán uno de los hijos menores de El ChapoGuzmán asesinado en 2008. Una crónica periodística dice que:
“Era la madrugada del viernes 9 de mayo de 2008. Una caravana de vehículos último modelo invadía las angostas calles de la comunidad de Jesús María. Era un cortejo fúnebre. La elegante y sombría carroza que los precedía se estacionó frente a una capilla. Niños, adultos y ancianos eran testigos, y algunos de ellos bajaron de la carroza un lujoso ataúd de caoba. En el iba el cuerpo de un joven de 20 años asesinado en la noche: Edgar Guzmán. Los pobladores estaban azorados. Estaban frente al féretro de uno de los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán, el capo más poderoso de México, según la DEA. Edgar fue ejecutado con junto con su primo César Loera y con Arturo Meza…” (Dávila, 2008: 23)
Además los diarios reportearon que varias bandas sinaloenses entristecieron más el ambiente. Uno de los corridos interpretados fue el corrido de El Moreno Edgar Guzmán. “No presume su apellido ni se la da de valiente./ Pero si se rifa el cuero, no se vale de su gente…”
En el funeral hubo comida y vino para toda la población de aproximadamente mil personas. Además la señora Griselda, mamá de Edgar, agradeció la asistencia de los presentes como recuerdo: un costalito de oro de 24 quilates. Al tercer día del entierro, se le empezó a construir un impresionante mausoleo. Una edificación de 2 mil metros cuadrados que se eleva en el panteón local, en un terreno aplanado de aproximadamente una hectárea, rodeado de modestas tumbas. Rodea al mausoleo una reja de hierro forjado, tras la cual hay bancas y varios postes de bronce, cada uno con cinco faroles. En el altar en vez de alguna imagen religiosa, se encuentra una foto enmarcada de Edgar el difunto (Dávila 2008:23)
Imagen 1, Mausoleo de Edgar Iván Guzmán.
Cementerio Jardines de Humaya.
Otro mausoleo impresionante, es de Emilio Cázares Salazar, que lo mandó construir en su rancho. Según los habitantes del pueblo este templo- mausoleo cuenta con 80 criptas y está rodeado de jardines y un rio. Emilio Cázares vio frustrado el deseo, ya que la PGR incautó el rancho y aunque después lo devolvió ya no hay actividad. Pero se tienen imágenes del templo, que tiene un escudo heráldico en el frente y cuenta también con dos torres rematadas con tragaluces de cristal de color azul.
Imagen 2, Mausoleo de la familia Cázares
En el panteón “Jardines de Humaya”, se encuentra el mausoleo de Guadalupe Leija Serrano esposa de Luis Héctor El Güero Palma, y de sus hijos Nataly y Héctor que fueron asesinados en 1990. El mausoleo es de de mármol blanco jaspeado de gris y un techo a dos aguas, como un partenón. Por dentro tiene un nicho con columnas a los lados, que contiene globos, flores, muñecos de peluche y veladoras con figuras de ángeles. En la cúpula se encuentra pintado el rostro de Guadalupe y sus dos hijos todos vestidos con túnicas y sonriendo. Luis H El Güero Palma fue uno de los traficantes de drogas más destacados de la década de los noventa (Monsiváis, 2004:33).
Imagen 3, Interior del mausoleo de la familia Palma.
Cementerio Jardines de Humaya.
En este mismo panteón se localiza también el monumento funerario de Gonzalo Araujo, El Chalo un integrante destacado del cártel de Sinaloa. Este traficante que fue liquidado en su casa de Culiacán en octubre de 2006, en un acto que quizo pasar como suicidio (Reveles, 2010: 80). Su capilla consta de dos plantas, con balcones grandes y remates de cantera rosada. Sus ventanas ovaladas tienen dinteles del mismo material. En su interior destacan tres nichos con grandes fotos enmarcadas del difunto Gonzalo Araujo. En los nichos encontramos varias imágenes de la virgen de Guadalupe. Al igual que en otras tumbas también hay globos de colores y algunos arreglos navideños. Se encuentra también la foto de otro de los hermanos Araujo. Un corrido dedicado a El Chalo Araujo dice:
“Nunca pensé que esto pasaría/ que se quitara la vida. / Araujo era su apellido/ Gonzalo su nombre de pila/ conocido como Chalo/ mucha gente lo quería. / Fue pistolero de Don Emilio / El Barón de Babunica./ Muy amigo de Zambada/ del Chapo y de mucha clica./ Era de los más buscados / la prensa así lo decía… (Reveles 2010: 81).
Imagen 4, Mausoleo del Chalo Araujo.
Cementerio Jardines de Humaya.
Otro de los mausoleos famosos en Sinaloa, es el de Amado Carrillo Fuentes, que fue conocido con el sobrenombre de El Señor de los Cielos, y que falleció en recuperación posoperatoria a causa de una sobre dosis de medicamentos el día 3 de julio de 1997. La cirugía plástica a la que se sometió Amado Carrillo falló y el cadaver fue reclamado por los familiares, que lo llevaron a Sinaloa para darle sepultura en su lugar de origen.
De la misma forma en que otros traficantes de drogas tuvieron su corrido, así también Amado Carrillo tuvo el suyo, que decía:
El fue El Señor de los Cielos/ un narco muy poderoso/ que de Colombia traía la droga que repartía. De Chihuahua a Sinaloa por toneladas vendió/ Ahora señores se sabe/ que lo aperaron del rostro/ y le quitaron la grasa porque deseaba ser otro/ pero le pegó un ataque/ y no se abrieron sus ojos…
Una crónica periodística destacaba el cortejo funebre sobre la presencia de un centenar de periodistas locales, nacionales y extranjeros, que siguieron en caravana a la camioneta que condujo el ataúd con los restos del trafiacnte desde el aeropuerto de la capital sinaloense. Y de ahí hasta Navolato distante 25 kilómetros; y de ahí hasta la finca donde los esperaban docenas de dolientes.
Otra crónica del sepelio Amado Carrillo, nos describe su entierro final:
“Los preparativos para recibir el cadáver de Amado Carrillo se realizaron rápidamente por parte de los familiares en la misma finca en donde vivía la madre del mencionado personaje. Par el velorio de Amado la estancia fue convertida en capilla ardiente: Ahí se colocó el ataúd de doble tapa, una de las cuales permaneció abierta para permitir a los dolientes ver el cadáver embalsamado a través de un cristal. Sobre la caja mortuoria se colocaron enormes arreglos florales de rosas rojas y algunas de las más de cincuenta coronas que empezaron a llegar desde que se confirmó la muerte del capo. Los familiares ordenaron quitarles los listones para evitar que se conocieran los nombres de quienes las mandaron”.(3)
La muerte de Amado Carrillo Fuentes se convirtió en un show-performance al darse a conocer en los medios de comunicación. Y como dice Michela Marzano en su libro La muerte como espectáculo (2010), que subraya que estos espectáculos se convierten “en escenificaciones extremas y ambiguas, que pertenecen al ámbito del artificio, con guión, actores, actrices, realizadores…” (Marzano, 2010: 9).
A Amado Carrillo Fuentes, se le atribuyó la construcción de un santuario dedicado a la Santísima Muerte. Son varios casos de traficantes de drogas a los que se ha vinculado con el culto a la Santísima Muerte.(4) El antropólogo Claudio Lomnitz en su libro Idea de la muerte en México (2006), nos manifiesta su opinión sobre los sepulcros de los traficantes de drogas y, dice que aunque muchos no tienen nombre se destacan por su opulencia y tamaño. En relación a los de las personas comunes (Lomnitz, 2006: 466).
Imagen 5, Mausoleo-cripta de Amado Carrillo Fuentes.
La familia de Amado Carrillo mando a construir un mausoleo de grandes proporciones. Se cuenta con imágenes del mausoleo de Amado Carrillo y de algunos de sus familiares. El complejo fúnebre destaca por su tamaño. Amado Carrrillo fue enterrado en la cripta familiar, junto a su padre y sus hermanos. La mamá del personaje declaró que mandó a construir el mausoleo dentro de su finca para tener a sus muertos solo a unos pasos donde ella duerme. (Dávila 2008:27)
Imagen 6, Mausoleo de Amado Carrillo Fuentes y Rodolfo Carrillo Fuentes
El mausoleo cuenta con un techo del cual penden ventiladores para refrescar el lugar, el piso es de mármol blanco y negro, y también cuenta con bancas de concreto pintadas de color rojo. También destaca la profusión de flores, que rodean el edificio. Podríamos decir que el mausoleo nunca es neutro, siempre está cargado de connotaciones religiosas y de significados sociales. A cada espacio le corresponde una forma de comportamiento; las jerarquías sociales nunca tienen un valor absoluto, sino que están en función de una distribución espacial. (Mendoza 2008: 209). Y agregaríamos que también los mausoleos, se convierten en espacios simbólicos, y en espacios de jerarquía y poder posmortem.
En el mausoleo de los Carrillo Fuentes, se observan dos criptas, la de la izquierda es de Amado carillo y en ella se observan imágenes de la Virgen de Guadalupe, San Judas Tadeo, Jesús Malverde y una réplica de La Piedadde Miguel Ángel, además de un cuadro con una copia que escribió el propio Amado Carrillo que dice:
“Con mis hijos y mi esposa Sonia, Sinaloa, vengo a saludarte, 17 y 18 de marzo, querida esposa quiero festejarte. Adiós rancho del Guamuchilito, ya me voy, pero luego regreso. Yo le he pido a mi madre Aurorita, me bendiga con un lindo beso”. (Dávila, 2008:27).
Los corridos y mausoleos de los traficantes de drogas de Sinaloa, se convierten en símbolos, que ayudan a construir la mitología contemporánea en torno a dichos personajes.(5) Así también como diría el antropólogo francés Marc Augé, los cementerios en donde son sepultados los narcos mexicanos, se transforman de no lugares a lugares con historia. (Augé 2005: 57). Es decir, se convierten en un entramado semitico por excelencia. De esta forma el cementerio y los mausoleos son parte de la historia local y un referente de identidad para los lugareños.
De esta manera, se podría decir que las tumbas, criptas y cementerios, se convierten en un lugar de la memoria colectiva de los traficantes sinaloenses. Aunque los traficantes de drogas mueran lejos de su tierra, estos nunca son sepultados o incinerados lejos de su lugar de origen.(6)Así algunos cementerios de Sinaloa, se transforman en espacios identitarios vinculados a la trayectoria y vida personal de los traficantes. Y son también un espacio simbólico de las prácticas rituales y creencias en torno a la muerte por parte los familiares de estos personajes.
Los cementerios son puntos de encuentro social en donde las rivalidades entre traficantes, se mediatizan momentaneamente ante el hecho de la muerte. Pero las rivalidades fisicas, se trasladan a el campo de lo simbólico, en donde es inportante mostrar el poder económico del personaje, esto a través de la construcción de caros y suntuosos mausoleos, que refrendan el poder económico.
Este trabajo es un primer ejercicio de reflexión sobre las implicaciones simbólicas, que subyacen al vínculo entre muerte, espacios funerarios y algunos traficantes de drogas de Sinaloa. No tiene otra intención más que ponderar un tema, que ha sido poco abordado por investigadores sociales. Esto quizá porque la sociedad mexicana, se encuentra saturada de información sobre los actos ilicitos de los traficantes de drogas. Consideramos que falta una investigación más profunda sobre el tema abordado. Nuestro trabajo quiere contribuir a ese fin con mínimas ideas.
*****
BIBLIOGRAFÍA
Astorga, Luis (1995) Mitología del narcotraficante en México, UNAM- Plaza y Valdés.
Augé, Marc (2005) Los no lugares espacios del anonimato: Una antropología de la sobremodernidad, Gedisa, España.
Dávila, Patricia (2008) “Sinaloa: las últimas mansiones”, en Proceso, El México narco, No.24. México. DF.
Florescano, Enrique (2001) Mitos mexicanos, Taurus, México.
Girola, Lidia y Olvera, Margarita (2007) Modernidades, narrativas, mitos e imaginarios, Anthopos-UAM, España.
La Jornada, 6 de enero de 1992.
Lomnitz, Claudio (2006) Idea de la muerte en México, FCE, México.
Marzano, Michela (2010) La muerte como espectáculo, Tusquets, México.
Mendoza Rockwell, Natalia (2008) Conversaciones en el desierto. Cultura, moral y tráfico de drogas, CIDE, México.
Monsiváis, Carlos (2004) Viento rojo: Diez historias del narco en México, Plaza y Valdés.
Perdigón C J Katia (2008) La santa muerte. Protectora de los hombres, INAH, México.
Reveles, José (2010) El cártel incomodo: El fin de los Beltrán Leyva y la hegemonía del Chapo Guzmán, Grijalbo, México.
Revista Proceso, # 1282, 27 de mayo de 2001.
Unomásuno, 14 de octubre de 1991.
Valenzuela, José Manuel (2002) Jefe de jefes: Corridos y narcocultura en México, Plaza y Janés. México.
Citas:
1. Véase el diario Unomásuno, 14 de octubre de 1991, p.7.
2. Véase La Jornada, 6 de enero de 1992, pág.14.
3. Véase Proceso, # 1282, 27 de mayo de 2001, p. 31.
4. Véase J Katia Perdigón C (2008) La santa muerte: protectora de los hombres, INAH, México.
5. Véase Enrique Florescano (2001) Mitos mexicanos, Taurus, México. En este texto se describe al traficante de drogas como parte de la mitología mexicana contemporánea.
6. Véase el texto de Lidia Girola, et,al(2007) Modernidades, narrativas, mitos e imaginarios, Anthopos-UAM, España.
0 comentarios:
Publicar un comentario