Esta es la millonaria indemnización que se pagara a familiares de agente de la DEA ejecutado en MEXICO

Don Neto, uno de los fundadores del Cártel de Guadalajara y acusado del asesinato de Enrique Camarena y el piloto Alfredo Zavala en 1985, estará obligado a cubrir una millonaria indemnización a los familiares de ambos más de treinta años después.

Sin embargo, de acuerdo con testimonios de agentes de la DEA, no sólo él estuvo involucrado en los hechos sino que agentes de la CIA y funcionarios del gobierno mexicano participaron directamente en el asesinato de Camarena. Hoy gozan de libertad y continúan en cargos públicos viviendo del erario.

Ernesto Fonseca Carillo, Don Neto, está obligado a pagar una millonaria indemnización de más de 20 millones de pesos a los familiares del agente de la DEA, Enrique Camarena Salazar, y del piloto de la desaparecida Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos (SARH), Alfredo Zavala Avelar, por el secuestro y homicidio de ambos ocurrido en febrero de 1985.

Un juez federal del Juzgado Cuarto de Distrito de Procedimientos Penales Federales en el estado de Jalisco determinó que el fundador del Cártel de Guadalajara ordenó, junto con otros integrantes de dicha organización criminal, la privación de la libertad de las víctimas y su asesinato, afectando con ello la “integridad psíquica de la familia ante la pérdida de sus padres y esposos”.

“Al estudiar la existencia del daño y su gravedad, quedó plenamente actualizada la responsabilidad del sentenciado a la reparación del daño moral, al probarse un nivel de afectación muy grave por el sufrimiento causado a los victimados y a sus familiares en sus afectos y sentimientos como víctimas indirectas”, dice el comunicado del Poder Judicial de la Federación, con fecha del 13 de enero de 2017.

Debido a que “el sentenciado cuenta con una situación económica alta”, el Juzgado Cuarto determinó una cantidad de 20 millones 810 mil pesos como indemnización a los familiares, a repartirse de la siguiente manera: 10 millones 405 mil pesos para Enrique Camarena Jr. (quien actualmente vive en San Diego, California) y la misma cantidad para la familia del piloto Alfredo Zavala, repartida entre la viuda y sus cinco hijos (2.5 millones de pesos para ella y 1.5 millones de pesos para cada uno de ellos, además de una indemnización de 400 mil pesos y gastos funerarios por 4802.40 pesos).

Fonseca Carrillo, conocido como Don Neto y originario de Santiago de los Caballeros, Badiraguato, fundó junto con Caro Quintero y Miguel Ángel Félix Gallardo el Cártel de Guadalajara, nombre que la DEA le dio a la primera organización criminal mexicana que estableció nexos con los capos colombianos durante la década de los ochenta.

Tras el cierra de Florida para el ingreso de la cocaína luego de la llamada Cocaine Cowboys War, un periodo de lucha entre autoridades estadounidenses y narcos colombianos que bañó de sangre las calles de Miami, los carteles de Medellín y Calí buscaron otras alternativas para ingresar su mercancía a Estados Unidos. La opción lógica era México y contactaron al Cártel de Guadalajara. Los agentes de la desaparecida Dirección Federal de Seguridad (DFS), una entidad fundada para darle protección a los narcos y que dependía directamente de la Secretaría de Gobernación en manos del ahora senador del PT Manuel Bartlett, eran parte de este negocio junto con prominentes empresarios y políticos de todos los niveles. Entre los socios de la organización se encontraba Rubén Zuno Arce, cuñado del expresidente Luis Echeverría Álvarez (1970-1976), quien fue aprehendido por agentes del FBI en Texas en 1989 y condenado a cadena perpetua por los delitos de conspiración y secuestro. Zuno Arce falleció en 2012, a los 82 años, en una prisión de Florida.

En 1984, tras la Operación Rancho Búfalo emprendida por el Ejercito Mexicano en Chihuahua, alrededor de 1000 hectáreas con cultivos de marihuana fueron incineradas. En el rancho, propiedad de Caro Quintero, se encontraban trabajando en condiciones de semiesclavitud más de 300 personas contratadas en los estados de Sinaloa, Durango y Chihuahua. La operación estaba encabezada por el agente de la DEA Enrique Camarena Salazar, quien había logrado infiltrarse en el Cártel de Guadalajara y dar aviso de la existencia del rancho. Sin embargo, las investigaciones de Camarena también se dirigieron hacia la complicidad de miembros de la propia Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos con los narcos mexicanos.

De acuerdo con testimonios de exagentes de la DEA que hablaron en 2013 para medios estadounidenses y mexicanos, había una conexión entre la CIA, funcionarios del gobierno mexicano y los fundadores del Cártel de Guadalajara. Héctor Berrellez, ex agente de la DEA, aseguró que Camarena Salazar había descubierto que la CIA toleraba las operaciones del Cártel de Guadalajara dentro de territorio estadounidense a cambio de cierto porcentaje de las ganancias con las que la agencia de inteligencia subvencionaba a las contras nicaragüenses.

Una de las prioridades del gobierno estadounidense durante la presidencia de Ronald Reagan (1981-1989) fue detener el avance del socialismo en América Latina. En 1979, el Frente Sandinista de Liberación Nacional en Nicaragua logró derrocar la dictadura de Anastasio Somoza Debayle. En sus intentos por acabar con el gobierno revolucionario encabezado por Daniel Ortega, la CIA patrocinó grupos subversivos a través del envío de armas y equipo militar adquiridos con el dinero del Cártel de Guadalajara.

Enrique Camarena habría logrado ubicar a los agentes norteamericanos encargados de dichas operaciones. El 5 de febrero de 1985, al salir del Consulado Americano en Guadalajara para ir a comer con su esposa, cinco agentes de la DFS lo interceptaron y lo subieron a un auto. El agente de la DEA fue llevado a una casa propiedad de Rubén Zuno Arce donde lo esperaban Caro Quintero y Miguel Ángel Félix Gallardo. De acuerdo con Berrellez, también se encontraba Félix Ismael Rodríguez, agente de la CIA, responsable de la captura de Ernesto “Che” Guevara en octubre de 1967 en Bolivia. 

Lo interrogaron y lo torturaron. 

El objetivo de Rodríguez era averiguar qué tanto sabía su colega con respecto a los nexos entre la CIA, el gobierno mexicano y los narcos sinaloenses. Fonseca Carillo, quien aparentemente se había opuesto al secuestro de Camarena, llegó un día después para entrevistarse con el detenido. “Pues ve a ver si lo alcanzas porque ya no habla”, le habría dicho Caro Quintero. En una de las habitaciones Camarena se encontraba brutalmente golpeado. Ni él ni el piloto Zavala sobrevivieron a los golpes. Sus cuerpos fueron encontrados un mes después en el rancho La Angostura, Michoacán.

El asesinato de Camarena desató la ira de la DEA. Obligó a que el gobierno de Reagan exigiera la captura inmediata de los responsables. El primero en ser detenido fue Don Neto. El 4 de abril su propiedad en Puerto Vallarta fue rodeada por el Ejército Mexicano. Días después, en Costa Rica, Caro Quintero fue aprehendido por agentes de la Interpol. Félix Gallardo corrió con mejor suerte. Su aprehensión se registró hasta 1989, al inicio del gobierno de Carlos Salinas de Gortari. Con la caída de los tres grandes capos ochenteros, el mapa delincuencial en México sufrió una transformación radical: nuevos capos, nuevos cárteles, nuevo reparto del territorio nacional.

28 años después de ser detenido, en agosto de 2013, el Tribunal Colegiado en Materia Penal de Jalisco aceptó un amparo por parte de la defensa de Caro Quintero que documentaba varias inconsistencias en el proceso en su contra. Salió libre. Días después, ante la presión del gobierno estadounidense, la SCJN revertió esa decisión y ordenó de nuevo su captura. Hasta el momento continúa prófugo.

Don Neto fue condenado a 40 años de prisión. Sin embargo, en junio de 2016, un juez federal determinó que, a causa de su avanzada edad (tiene 76 años) y de las numerosas enfermedades que lo aquejan, Carrillo Fuentes podía cumplir el resto de su condena (9 años) en prisión domiciliaria.

De acuerdo con una entrevista que Yoanna Fonseca, hija de Don Neto, le dio a Excélsior, su padre casi ha perdido la vista por completo, padece hipertensión, dolores agudos en el hombro a causa de un nervio dañado y sus funciones intelectuales y de comunicación están afectadas. Don Neto abandonó la prisión de Puente Grande, Jalisco, a las 22.30 horas del 27 de julio pasado. Una ambulancia custodiada por varias unidades de la Policía Federal lo llevó hasta el aeropuerto de Guadalajara, en donde abordó un avión oficial con rumbo a Toluca.

Su nuevo hogar lo esperaba: una casa propiedad de uno de sus hermanos en la calle Rancho Viejo 7, residencial Hacienda Valle Escondido, en el municipio de Atizapán de Zaragoza, Estado de México. La casa, rodeada por un amplio jardín cubierto de césped, cuenta con cámaras de circuito cerrado que fueron instaladas antes de la llegada del viejo capo. Afuera de la propiedad y en la entrada al residencial, elementos de la Policía Municipal, Federal y guardias especiales custodian el ingreso de los visitantes. A Don Neto le fue colocado un brazalete electrónico para monitorear todos sus movimientos. Puede recibir visitas y hacer llamadas telefónicas directas. Sin embargo, su teléfono está intervenido las 24 horas. Los precios de las casas en esta zona residencial, alejada de centros urbanos y más o menos a una hora de distancia de la Ciudad de México, oscilan entre los 12 y los 35 millones de pesos.

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