Como Moctezuma, que en lugar de enfrentar a los españoles prefirió mandarles regalos debienvenida, el presidente Enrique Peña Nieto decidió, en vez de confrontar a Donald Trump .
al menos asumir una postura de defensa de la dignidad mexicana–, que era preferible mandarle un regalo al nuevo presidente de Estados Unidos a horas de que tome posesión. La extradición de Joaquín El Chapo Guzmán y su entrega a la justicia estadounidense es la “ofrenda” con la que laadministración peñista intenta complacer al entrante presidente estadounidense, antes de empezar a negociar con él.
El fallo de la Suprema Corte de Justicia, que le negó el amparo al narcotraficante mexicano, no pudo ser más oportuno para que Peña Nieto y su canciller Luis Videgaray buscaran mandar una señal de “amistad” para el agresivo presidente que mañana se sentará en el despacho oval de laCasa Blanca.
La entrega del capo más buscado y reclamado por la justicia estadounidense confirma la estrategia de sumisión y sometimiento por la que optó el gobierno mexicano frente a las amenazas y accionesde hostilidad política y comercial de la nueva administración Trump, con la que Peña Nieto quiere evitar el más mínimo roce, a pesar de que él mismo ha reconocido las “serias diferencias” de la visión que los dos gobiernos tienen de la relación bilateral comercial.
Sólo queda saber si, como Moctezuma, a Peña los regalos le sirven únicamente para ganar un poco de tiempo aunque al final, como el último emperador azteca, no logre evitar la caída de su nación a manos de la amenaza extranjera.
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