Confirman que hubo cita Chapo-Zambada "para definir el futuro de ambos y del grupo criminal"

México, DF.- La declaración ministerial de Carlos Manuel Hoo Ramírez, uno de los dos “secretarios particulares” de Joaquín El Chapo Guzmán Loera, confirma la reunión que su jefe mantuvo hace tres meses con Ismael El Mayo Zambada. 

En el encuentro, el número dos del cártel del Pacífico le habría sugerido a Guzmán Loera retirarse y dar paso a las nuevas generaciones antes que “inicie una guerra civil dentro de nuestra organización. O les cedemos el control o ellos lo tomarán por su cuenta”.

Hoo Ramírez, el escolta con quien Guzmán Loera compartió sus últimos momentos en libertad, reveló que hace 90 días El Chapo Guzmán y El Mayo Zambada sostuvieron una reunión en la que se hablaron de frente, fuerte.


La declaración de Hoo Ramírez, también conocido como El Cóndor, coincide con el análisis de Roberto Saviano, el periodista y escritor italiano, quien el pasado 10 de marzo dijo en entrevista con Excélsior que “la mano de Ismael El Mayo Zambada está detrás de la caída de Joaquín El Chapo Guzmán”.

Saviano fue incluso más allá al establecer una hipótesis que hoy cobra sentido. Desde su  óptica: “O El Mayo entregó a El Chapo o no lo protegió más”.

De acuerdo con la averiguación AP/PGR/SEIDO/UEIDCS, el “secretario” y escolta de El Chapo reveló que la reunión entre los dos principales líderes del cártel del Pacífico tuvo lugar en el rancho El Huinacatle, ubicado en Eldorado, municipio de Culiacán, Sinaloa, donde Guzmán Loera vivió los últimos tres años.

Según Hoo Ramírez, El Mayo y El Chapo no sólo son miembros del cártel del Pacífico, sino que están unidos por el compadrazgo.

En su declaración ministerial, fechada el 23 de febrero pasado, es decir, un día después de que el narcotraficante más buscado del mundo fue detenido en la torre de departamentos Miramar, de la ciudad de Mazatlán, Hoo Ramírez dio un dato revelador. Aseguró que “El Mayo Zambada aprovechaba las reuniones con Guzmán Loera para conversar con uno de los hombres cercanos a El Chapo: El Negro Bravo, otro exmilitar, y quien precisamente los recibió en Mazatlán tras la intensa persecución que las fuerzas federales emprendieron días antes en Culiacán contra el líder del cártel de Sinaloa.

El misterioso hombre de 1.80

En esta trama no pasa inadvertida la participación de un misterioso hombre de aproximadamente 1.80 metros de estatura.

Según el parte informativo de los marinos que participaron en la captura de Joaquín Guzmán Loera, el pasado 22 de febrero en el puerto de Mazatlán, Sinaloa, cuando circulaban en un vehículo oficial por la Avenida del Mar, precisamente por el edificio conocido como Torre Miramar, “nos hizo el alto con las manos una persona del sexo masculino, de aproximadamente 1.80 metros, de complexión delgada, quien vestía pantalón de mezclilla y una playera azul tipo polo”.

Al detener el vehículo, el marino que viajaba como copiloto le preguntó qué se le ofrecía.

El misterioso hombre de 1.80, siempre según el parte informativo de los marinos ante las autoridades ministeriales, le respondió que minutos antes había ingresado a la torre de condominios “una persona armada y que estaba paseando en su interior”.

Los marinos contaron que el hombre se encontraba asustado “por lo que nos pedía ayuda desesperadamente”.

Según la indagatoria PGR/SEIDO/UEIDCS/077/2014 de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO), los marinos que detuvieron a Guzmán Loera y a Hoo Ramírez, uno de sus “secretarios particulares” (el otro es Guillermo Rivera, El Chaneque), decidieron hacer una inspección debido a que tenían información obtenida de los aseguramientos que días antes ocurrieron en la ciudad de Culiacán, ahí, en la Avenida del Mar, número 608, entre las calles Río Elota y avenida Universidad, del Puerto de Mazatlán.

Presintieron que Joaquín Guzmán Loera podría estar ahí.

Los marinos, siguen su relato, “procedimos a ingresar a la Torre Miramar con el fin de descartar cualquier amenaza a los vecinos del condómino”.

Recorrieron tres pisos sin encontrar a nadie, pero en el cuarto se toparon de frente con Carlos Manuel Hoo Ramírez, quien les habría apuntado con un arma larga antes de correr hacia el interior del departamento 401, donde finalmente arrojó el arma y se rindió.

Una vez desarmado y sometido les dijo que trabajaba para Joaquín Guzmán Loera, quien instantes después salió de otra habitación y fue detenido.

El Chapo se sentía seguro

Un periodista y escritor italiano relató que tuvo acceso a una conversación que habrían sostenido Joaquín El Chapo Guzmán Loera e Ismael El Mayo Zambada.

Se trataría de una conversación en la que los dos principales líderes del cártel del Pacífico se hablaron como siempre, a la cara, pero de manera inusualmente dura.

La advertencia para El Chapo no dejó lugar a dudas. Al menos no para el autor de Gomorra y de Cero,Cero,Cero, su más reciente libro.

En el testimonio recogido por Saviano, El Mayo Zambada le pidió a El Chapo Guzmán Loera apartarse, lo que él mismo haría, para dejar paso a las nuevas generaciones.

“Si no lo hacemos, si no les cedemos el control, ellos lo tomarán por su cuenta y riesgo”.

Y más. Le habría dicho: “Si no te vas habrá una guerra civil dentro de nuestra organización”.

Saviano, quien se ha sumergido al bajo mundo de los cárteles de la droga mexicanos por sus vínculos con las organizaciones mafiosas de La Camorra y la ‘Ndrangheta italianas, dijo que “en el caso de El Chapo me impactó mucho su arresto. No he podido descifrarlo del todo. ¿Fue traicionado? ¿Se entregó?”, se preguntó.

“La declaración de El Mayo, de la que estuve enterado unos meses antes, me deja grandes dudas. ¿Por qué hizo esa declaración, por qué permitió que alguien más la escuchara?

“Prácticamente le dijo: ‘O te vas o habrá una guerra civil dentro de nuestro grupo’”.

Con los elementos reunidos durante sus investigaciones, Saviano sostuvo que “El Mayo tuvo responsabilidad en la captura de El Chapo.

“No sé si lo vendió, pero lo que es un hecho es que no lo protegió más. Lo dejó a su suerte”.

Tampoco entendió que después de salir indemne en Culiacán, de una cacería feroz por parte de efectivos de la Marina mexicana y de los servicios de inteligencia estadunidense, que le pisaban los talones y que estuvieron a escasos ocho minutos de atraparlo, El Chapo haya optado por tomarse un respiro para visitar a su esposa y sus dos gemelitas en un edificio cualquiera de departamentos, frente al mar.

“Me resulta muy extraño que El Chapo Guzmán cometiera una imprudencia como la que cometió. Me da la impresión que se sentía seguro. Un jefe, un capo, un boss como El Chapo, sólo se siente seguro cuando le dan garantías sobre su seguridad”.

—¿Lo entregaron o se dejó atrapar? —preguntó el periodista Saviano.

—Al principio pensé que se habría dejado atrapar, que sabía que era la única forma de mantenerse con vida, pero de verdad que me resulta extraño. Estoy seguro que vivió situaciones similares (a las de Culiacán e incluso a la de Mazatlán) y que siempre se salió con la suya. ¿Por qué esta vez no?

Saviano cree con firmeza que si El Chapo se hubiera entregado se arriesgaba a ser extraditado, que habría acabado sus días en alguna prisión de Estados Unidos.

Sí, que habría tenido, sin remedio, que capitular.

Entregar lo más valioso de su botín: la capacidad de mandar.

Su poder.

El poder.

Tres hipótesis
A partir de lo descrito por los marinos que capturaron al hasta entonces el narcotraficante más buscado del mundo, de lo contado en la declaración ministerial por Hoo Ramírez, el escolta y “secretario” de El Chapo Guzmán, y de la tesis del periodista y escritor italiano Roberto Saviano, puede llegarse a al menos tres hipótesis sobre el misterioso hombre que a las 06:40 horas del 22 de febrero pasado detuvo a una unidad oficial de la Marina Armada de México y condujo a la captura del líder del cártel de Sinaloa:

a) El hombre era un vecino de la Torre Miramar, que, asustado por encontrarse a un sujeto armado en el edificio, decidió salir en busca de ayuda y se topó con unos diligentes y eficaces elementos de la Marina Armada de México.

b) El hombre de 1:80 metros de estatura, de complexión delgada, era un agente encubierto del gobierno mexicano o del gobierno estadunidense.

c) El hombre, quien vestía pantalón de mezclilla, con una camisa azul tipo polo, era un enviado de Ismael El Mayo Zambada, quien habría entregado a su compadre en un riesgoso ajuste de cuentas.

A partir del testimonio, del parte informativo que rindieron los marinos mexicanos responsables de la captura de Joaquín Guzmán Loera no se conocen más detalles del misterioso hombre de 1.80 de altura.

Tampoco se sabe si solicitó o reclamó la recompensa de cinco millones de dólares y los 30 millones de pesos que los gobiernos de Estados Unidos y México ofrecían a quien diera información que llevara a la captura del hasta entonces narcotraficante más buscado del mundo.

Los movimientos de El Mayo
Hoo Ramírez señala en su declaración ministerial, ocurrida el 23 de febrero pasado, un día después de su captura, que El Mayo Zambada “se mueve del lado de El Salado y El Álamo, en las cercanías de Culiacán, aunque cerca de la sierra, y tiene avionetas para trasladarse”. Reveló que uno de los pilotos de Zambada es conocido como El Niño o El Gordo. Y que El 20, quien fue detenido dos días antes que El Chapo Guzmán, en Culiacán, Sinaloa, era junto con El Ramoncito, miembro del equipo de seguridad de Zambada.

No sólo eso, el escolta y “secretario particular” de El Chapo dijo que derivado de la detención de su jefe “es posible que se suscite un enfrentamiento entre El Negro Bravo y Dámaso López, El Licenciado, pues entre ellos se acusarán de haber “puesto” a El Chapo.

Pero en esta intriga, adelanta Hoo Ramírez, “será Ismael El Mayo Zambada quien se encargue de resolver las cosas”.

El Cóndor describe a El Mayo Zambada como “gordo, moreno claro, bigote negro y pelo negro pintados, ojos negros. Usa pantalones Levi’s y playeras tipo polo. Usa sombrero más que gorra”.
MundoNarco

0 comentarios:

Publicar un comentario