"¡Tírense al suelo!", gritó un Policía Federal cuando ya estaban los balazos.
Era de madrugada y frente al ayuntamiento de Apatzingán, Michoacán, comerciantes y padres de familia vendían y compraban juguetes por el Día de Reyes. Blanca estaba en su puesto donde vendía juguetes, cojines, almohadas, bolsas y billeteras.
Después de las dos de la mañana del 6 de enero, la Policía Federal llegó al lugar para desalojar a civiles presuntamente armados, quienes habían tomado el palacio municipal desde antes de Navidad.
"Llegaron los federales y comenzaron a tirar balazos, dijeron que nos tiráramos al suelo. Otras veces nos avisan para desalojar el lugar" y comenzar sus operativos, pero esta vez no fue así, dijo Blanca.
Cuando comenzó la balacera, Blanca, de 28 años, estaba sentada en su puesto. Corrió a refugiarse a la juguetería "Novedades Jaqueline". "Cuando me metí ya estaba mucha gente tirada refugiándose. Temía que se metieran al local y empezaran a tirarnos: ahora sí nos matan a todos".
En esos momentos no se mide el tiempo, sino el miedo. "Se oían balazos por todos lados". Algunas personas se tiraron pecho tierra en la calle para que no les tocaron las balas, otras se alcanzaron a meter a locales. Blanca no sabe cuánto tiempo pasó, pero "duró un buen rato el enfrentamiento".
"Le pedía a Dios que me protegiera, que nos protegiera a todos los que estábamos ahí, porque el problema era entre los federales y las personas que tenían tomado el palacio. Éramos más la gente inocente que ellos", dijo.
Las ráfagas dejaron de sonar. Blanca y las otras personas que se refugiaron en la juguetería "Novedades Jaqueline" se levantaron. Blanca asegura que poco después los federales entraron a ese negocio "y se llevaron a la gente a punta de pistola en la cabeza. Fue cuando la familia empezó a decir que no se los llevaran. Una muchacha decía 'no se lo lleven es mi marido, venimos a comprar los Reyes a nuestros hijos'. Incluso les enseñaron unos juguetes que ya habían comprado, pero así se los llevaron".
Entre los detenidos iban el tío de Blanca, José Matías, de 62 años, taquero; su primo, Rodolfo Matías, de 21 y Gustavo Enrique Barón, de 49 años, quien se dedica a lavar autos, pero ese día estaba trabajando en la juguetería, explicó Blanca.
José tiene un puesto de tacos llamado "La última cena", a media cuadra de donde Blanca tiene su negocio. Además, es dirigente de comerciantes del lugar, va a la iglesia y acude a Alcohólicos Anónimos.
Según Blanca, su tío y primo terminaron de vender tacos en su negocio y fueron a comprar juguetes. José llevaba a su hija. "Aquí traían a la niña escogiendo (su regalo). Ellos ya habían terminado de comprar cuando empezó la balacera", explicó.
Según las autoridades, en ese operativo murió una persona atropellada por los mismos manifestantes y detuvieron a 42 hombres y dos mujeres, a quienes se les acusó de participar en el enfrentamiento y que aparentemente estaban armadas. También aseguraron 23 vehículos.
"Se llevaron a varios, entre ellos a mi tío, a mi primo y al chavo. Son a las personas que identifico porque las conozco. Las demás personas eran clientes, ya traían juguetes, venían con sus esposas, no había un hombre solo, había niños. Unos matrimonios venían con sus hijos", explicó.
Familiares de al menos 12 detenidos, entre ellos los de Blanca, acudieron a la Comisión Estatal de los Derechos Humanos de Michoacán y dijeron que sus parientes no tenían nada que ver con las personas que mantenían tomada la alcaldía, aun así los habían arrestado.
El presidente de la CEDH de Michoacán, José María Cázares Solórzano, explicó que entre estas quejas por detenciones ilegales está la de una persona que realizaba compras por el Día de Reyes, dos que estaban en un puesto de tacos y otra que trabajaba en una juguetería.
Ahora los dos familiares de Blanca y otros 42 detenidos están presos en el penal federal de Tepic, Nayarit, acusados de portación de armas de uso exclusivo de las fuerzas armadas y asociación delictuosa.
Según Blanca, autoridades municipales de Apatzingán dijeron a los familiares de los detenidos que les proporcionarán ayuda para que vayan a visitar a sus parientes a Nayarit, "pero nosotros no queremos visitarlos, nosotros queremos que los saquen porque ellos no cometieron delito. No son delincuentes".
Horas después del desalojo de la alcaldía, civiles presuntamente armados emboscaron y se enfrentaron con los Policías Federales que trasladaban a un corralón los 23 vehículos decomisados, según el comisionado Alfredo Castillo.
La Comisión Estatal de Derechos Humanos informó que de los dos enfrentamientos hubo al menos nueve muertos, cuatro civiles y dos federales heridos.
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