La madrugada de este miércoles 7 de enero falleció el periodista Julio Scherer García, fundador del semanario Proceso y ex director del diario Excélsior, a la edad de 88 años, víctima de un choque séptico.
De acuerdo con la página de Proceso, Scherer García llevaba poco más de dos años enfermo de problemas gastrointestinales.
Julio Scherer asumió la dirección de Excélsior a los 42 años, el 1 de septiembre de 1968. “Desde esa posición, acabó confrontado con los presidentes Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970) y Luis Echeverría (1970-1976)”, indicó la publicación semanal.
La entrevista.
“Si el Diablo me ofrece una entrevista, voy a los infiernos…”, decía el periodista, y casi conoció al mismísimo diablo cuando aceptó reunirse con el narcotraficante Ismael “El Mayo” Zambada.
Todo comenzó con una invitación de parte de Ismael Zambada, fue muy llano, simplemente le mandó una nota al director de Proceso diciendo que quería conversar con él, invitación que Scherer no pudo rechazar.
Scherer narró todas las peripecias que tuvo que pasar hasta llegar con "El Mayo", cuando fue transportado en cuatro autos diferentes y esperó pacientemente la llamada que le dijera que por fin sería recibido por el capo del narcotráfico.
“Ya nos avisarán –le decía su cuidador a el periodista–. La llamada vendrá por el celular.”
Cuando por fin puedo llegar al lugar donde se encontraba el hombre cuya cabeza estaba valuada en millones de dólares, "El Mayo" le dijo:
–Tenía mucho interés en conocerlo.
Zambada, según Scherer, siempre estaba rodeado de guardaespaldas, todos con pistola y además armas largas.
Mientras desayunaba con Zambada, Scherer lo cuestionó sobre Vicente, Vicentillo.
–Es mi primogénito, el primero de cinco. Le digo “Mijo”. También es mi compadre.
Zambada le confió a Scherer que aún le lloraba a su hijo y prefirió no hablar más de el en la entrevista.
El capo, confesó que tenía a su esposa y además a cinco mujeres, su familia se complementaba también con quince nietos y un bisnieto.
El monte es mi casa, mi familia, mi protección, mi tierra, el agua que bebo. La tierra siempre es buena, el cielo no, mencionó “El Mayo” en la entrevista.
Respecto a su seguridad y la posibilidad de ser atrapado “El Mayo” mencionó:
–¿Algunas veces ha sentido cerca al ejército?
–Cuatro veces. El Chapo más.
–¿Qué tan cerca?
–Arriba, sobre mi cabeza. Huí por el monte, del que conozco los ramajes, los arroyos, las piedras, todo. A mí me agarran si me estoy quieto o me descuido, como al Chapo. Para que hoy pudiéramos reunirnos, vine de lejos. Y en cuanto terminemos, me voy.
–¿Teme que lo agarren?
–Tengo pánico de que me encierren.
–Si lo agarraran, ¿terminaría con su vida?
–No sé si tuviera los arrestos para matarme. Quiero pensar que sí, que me mataría.
Además habló de sus miedos y temores:
–¿Hay en usted espacio para la tranquilidad?
–Cargo miedo.
–¿Todo el tiempo?
–Todo.
–¿Lo atraparán, finalmente?
–En cualquier momento o nunca.
“El Mayo” dio su opinión acerca de la campaña iniciada por el gobierno en contra de los capos del narcotráfico, describiendola casi casi como inútil:
–Un día decido entregarme al gobierno para que me fusile. Mi caso debe ser ejemplar, un escarmiento para todos. Me fusilan y estalla la euforia. Pero al cabo de los días vamos sabiendo que nada cambió.
–¿Nada, caído el capo?
–El problema del narco envuelve a millones. ¿Cómo dominarlos? En cuanto a los capos, encerrados, muertos o extraditados, sus reemplazos ya andan por ahí.
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