A pesar de no estar tan diversificado en producciones y mercados como el de Sinaloa, el Cartel de Medellín que dirigía el "Patrón" colombiano llegó a controlar el 80% de la cocaína que se vendía en Estados Unidos en la década del '80.
Esto le permitió acumular la mayor fortuna del país y, según la revista Forbes, la séptima del mundo, que algunos analistas establecieron en 25.000 millones de dólares.
Escobar mató a 2 ministros de justicia, 4 candidatos a presidente y 11 jueces de la Corte Suprema
A diferencia del Chapo, que centró sus esfuerzos militares en la lucha contra carteles enemigos y contra las autoridades estatales de nivel local, Escobar le declaró la guerra al Estado. Con el objetivo preciso de evitar que se permitiera la extradición a Estados Unidos, asesinó a dos ministros de justicia, cuatro candidatos a presidente, 11 magistrados de la Corte Suprema, varios jefes policiales y a Guillermo Cano, director de El Espectador, en ese momento el diario más importante del país.
También se deshizo de cientos de jueces, fiscales y policías que pretendieron investigarlo, y fue responsable de numerosos atentados, que llegaron al extremo dederribar un avión civil de Avianca, asesinando a 110 personas. En total, las autoridades lo consideran responsable directo o indirecto de unas 10.000 muertes.
Gracias a ese baño de sangre le ganó la guerra por la extradición al Estado, ya que la Reforma Constitucional aprobada en Colombia en 1991 la prohibió explícitamente. Pero no consiguió quedar impune.
Tras perseguirlo durante años, un comando especialintegrado por miembros de la Policía Nacional, el Ejército y agentes antidroga estadounidenses lo mató el 2 de diciembre de 1993.
Dos personalidades y dos contextos muy diferentes
"El Cartel de Sinaloa tiene cuatro grandes dirigentes que se distribuyen el país en cuatro regiones: 'El Chapo' Guzmán, 'El Mayo' Ismael Zambada García, 'El Azul' Juan José Esparragoza Moreno, y los hermanos Beltrán Leyva.
Lo mismo ocurría en el Cartel de Medellín con Escobar, Gonzalo Rodríguez Gacha, Carlos Lehder y los hermanos Ochoa, que se distribuían las regiones, los mercados y los centros de producción", explicaCarlos Medina Gallego, doctor en Historia por la Universidad Nacional de Colombia, en diálogo con Infobae.
"Se respetan en términos de las jerarquías, pero tienen sus tensiones, porque son distintos grupos de traficantes que se confederan con el propósito de tener mayores beneficios de mercado", agrega.
En ambos casos están presentes lógicas similares: el uso del poder de fuego para imponerse a otras bandas criminales y del dinero para infiltrar los organismos de seguridad locales, y así controlar el negocio de la droga.
Pero a medida que los carteles crecen, se desata un conflicto creciente con el Estado y con organizaciones rivales. En el caso del Chapo contra el Cartel de Tijuana, y en el de Escobar, contra el Cartel de Cali.
Pero hasta ahí llegan los parecidos más importantes. "La magnitud de lo que alcanzó a representar Escobar es distinta a la de Guzmán en varias dimensiones. Escobar en su momento manejaba la mayoría de los eslabones de la cadena productiva de la cocaína que se vendía en Estados Unidos.
El Cartel de Medellín estaba mucho más cerca de encarnar el verdadero significado de un cartel, que es una organización que controla las distintas fases del negocio", dice a Infobae el politólogo Juan Carlos Garzón Vergara, especialista en narcotráfico y crimen organizado del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y del Centro Woodrow Wilson.
Los especialistas destacan que el Cartel de Medellín tenía una estructura mucho más jerárquica que el de Sinaloa. Mientras que en uno Pablo Escobar era el jefe indiscutido, en el otro, el Chapo Guzmán debía compartir el liderazgo con otros capos.
La trascendencia pública alcanzada por los dos personajes es otro punto de contraste.Escobar tenía fuertes ambiciones políticas. Llegó a ser congresista y aún después de abandonar la carrera política influyó con éxito en las decisiones tomadas en las altas esferas del Gobierno.
"No tengo dudas de que el Chapo intervino en política, pero no de manera tan abierta", dice el politólogo.
"El mercado de las drogas de los '70 y '80 es muy distinto al de los '90 y los 2000"
Lo mismo ocurre si se considera lo que significa uno y otro para los colombianos y los mexicanos. "En Colombia -continúa Garzón Vergara- Escobar representó para varias generaciones la posibilidad de ascender en la escala social a partir de actividades ilegales. Guzmán es un símbolo importante en México, pero uno de tantos que ha habido en las últimas décadas".
Estas diferencias no sólo tienen que ver con las personalidades e historias de los protagonistas. La sociedad colombiana es muy distinta a la mexicana, y el mercado de las drogas de los años 70 y 80 es muy distinto al de los 90 y los 2000.
"Son dos sistemas políticos distintos. México es un país federado, donde cada estado tiene ciertos niveles de autonomía, y donde la apuesta es conquistar el poder local sin tener la pretensión de escalar a nivel nacional. Es mucho más difícil que en Colombia dar el salto de lo local a lo nacional", dice Garzón Vergara.
Por otro lado, en un contexto en el que aún no existían tantos controles contra el narcotráfico, era más fácil para Escobar controlar todos todos los eslabones de la cadena productiva y conseguir ganancias siderales sin correr tantos riesgos.
Si bien elCartel de Sinaloa pudo diversificarse y expandirse por gran parte del mundo, algo con lo que el Cartel de Medellín ni siquiera soñó, lo consiguió gracias a tener una estructura fragmentada mucho más parecida a una red, en la que cada eslabón tiene un grado considerable de independencia.
"La historia de Pablo Escobar es absolutamente irrepetible"
"El Cartel de Sinaloa fue afectado por las capturas de muchos referentes, lo quedistribuyó el poder de una manera más horizontal.
A tal punto, que hay analistas que afirman que el Chapo tenía un perfil más bajo y que en realidad eran sus socios, 'El Mayo' Zambada y 'El Azul', quienes tenían un rol más protagónico", agrega Garzón Vergara.
"La historia de Pablo Escobar es absolutamente irrepetible. Subió escalones en la delincuencia organizada hasta convertirse en capo, diseñó una estrategia para someter a otros carteles transnacionales y logró controlar toda la cadena del narcotráfico. Entró al Parlamento y penetró todas las instituciones del Estado, jueces, policías, fiscales y servicios de inteligencia.
Y después desarrolló una guerra a muerte en la que derrotó al Estado, porque logró que la en la Constitución de 1991 no se permitiera la extradición.Fue algo de dimensiones mayores", concluye Medina Gallego.
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