Fotrografias; De la fuerte balacera en Ocotlan Jalisco con saldo de 10 muertos

"Este ya es un pueblo de dar miedo", exclamó cabizbajo el ocotlense Javier Rodríguez, uno de los moradores de las calles de la colonia La Mascota, que la noche de este jueves se volvió un campo de batalla protagonizado por grupos de delincuentes y oficiales de la Gendarmería Nacional. 

El epicentro del enfrentamiento fue la calle Manuel Martínez, entre Ramón Corona y Luis Verdía. De ahí hacia las calles aledañas quedaron dispersos casquillos de armas largas, cortas, vehículos baleados, diez personas muertas --cinco gendarmes, tres presuntos delincuentes y dos civiles que estuvieron en el lugar y tiempo equivocados-- además de ocho oficiales heridos y otros tantos civiles que fueron a dar a algún lado.

 Don José Luis García veía las noticias poco antes de las nueve de la noche cuando comenzó a escuchar las primeras detonaciones a una calle de su morada:


--Se oyeron primero dos ráfagas, y cuando quise asomarme me metieron.

--¿Quiénes?

--¡Pues las mismas balas! Yo quería ver mi camioneta, mire cómo la dejaron. (...) No, parecía que estábamos en guerra.

Ocotlán, pueblo que encontró la prosperidad décadas atrás con la agricultura y con la llegada de una industria textil, fue alcanzado por la forma más violenta de la delincuencia: "Hace pocos años ya se escuchaban balazos, pero rara vez. Anoche fue exagerado", dijo María de la Luz Domínguez, otra vecina.

Héctor Mujica se encerró en su casa tan pronto se dio cuenta de lo que ocurría: "Primero dicen que se agarraron contras, puros malandros, pero después llegó la Gendarmería y se fueron contra ellos". Según las autoridades federales, los gendarmes fueron emboscados cuando llegaron al enfrentamiento.

Las balas impactaban por montones en contra de los vehículos de los gendarmes, de los delincuentes, de los vecinos y de las fachadas de las casas. Algunos hombres armados subieron a las fincas desde donde flanquearon a las autoridades por delante y por detrás, entre Oxnard y 2 de Abril.

Héctor escuchaba desde su casa los clamores de hombres lesionados por las balas: "'¡Auxilioooo! ¡Amaaaaa!' No, quién auxilia a esos camaradas, para saber quiénes eran. Al rato llegaron más trocas de los malandros y se llevaron a los heridos".

La balacera intensa duró unos 30 minutos, pero los balazos se escuchaban después de una hora: "Iban a ser las doce y andaban en friega, fue cuando corrieron los de la Policía y gritaron, 'ahí está arriba, ahí está arriba'. Estuvo feo, feo que estuvo", insistió María de la Luz.

Ocotlán se llenó de militares poco después, aseguró Héctor. Don José Luis García, como otra veintena de pobladores, encontró su camioneta totalmente perforada por las balas. Alrededor veía autos baleados, particulares y cerca de ocho de Gendarmería, centenares de casquillos regados y mucha sangre: "Allá hay unos cuajonones...".

Ya por la mañana, el pueblo estaba ya sitiado por cerca de 200 elementos de la Fuerza Única y de la Policía Estatal: "A estos no los vi, no los vi cuando llegaron", aclaró Héctor.

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