Entre el armamento de alto poder lesivo disponible en el mercado negro, los integrantes de cárteles y grupos del crimen organizado que operan en México tienen preferencia por los rifles de asalto AK-47 y AR-15. En el caso de las pistolas se inclinan por los calibres .38 y nueve milímetros.
Así se desprende de la base de datos de la Procuraduría General de la República (PGR), que se elaboró a partir de aseguramientos logrados durante 11 meses y que permitieron confirmar la “tendencia” en el uso de armas por parte de criminales.
Del 1 de septiembre de 2013 al 31 de julio de 2014, la dependencia incautó 447 armas de fuego —que representa una incautación mensual promedio de 40 piezas—, de las cuales 325 eran de largo alcance.
Los decomisos de las 447 armas se concentraron en Sinaloa (29.75 por ciento), Michoacán (14.09 por ciento, Sonora (13.42 por ciento), Estado de México (11.86 por ciento) y Tamaulipas (10.96 por ciento).
En el periodo de referencia se incautaron 154 granadas, de las que 79 por ciento correspondieron a 40 milímetros (para lanzagranadas); le siguieron las de mano o de fragmentación (18 por ciento), de manufactura artesanal (2 por ciento) y minas antipersonales (1 por ciento).
La cifra está muy por debajo de las 4 mil 973 armas que del 1 de enero al 31 de agosto de 2014 decomisó la Secretaría de la Defensa Nacional, aunque esta dependencia es la responsable directa de la aplicación de la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos.
Sin embargo, la PGR considera que la Unidad Especializada en Investigación de Terrorismo, Acopio y Tráfico de Armas ha mejorado el proceso de investigación de las averiguaciones previas relacionadas con armamento de la delincuencia organizada.
En su base de datos tiene registradas 8 mil 540 armas de fuego, que están en proceso de investigación y son rastreadas con el apoyo de la Agencia de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego de Estados Unidos para conocer el lugar de compra e identidad del comprador.
Mientras la PGR combate el tráfico y posesión de armas, en dos días delincuentes robaron 39 armas de corporaciones policiales del Estado de México, mientras que en Jalisco se descubrió una fábrica ilegal de armamento, lo que constituyó un hallazgo sin precedente en México.
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