El cumpleaños 76 de su madre María Arcelia Morales de Treviño fue la clave para detener el pasado miércoles a Óscar Omar Treviño Morales “El 42” en San Pedro Garza García, Nuevo León.
De acuerdo con fuentes vinculadas al caso, desde hace algunas semanas el Ejército y la PGR tenían ubicado al presunto líder de Los Zetas en su ciudad natal Nuevo Laredo, Tamaulipas, donde de hecho había sido visto en varios lugares.
Sin embargo, las autoridades no dieron el paso de lanzar un operativo porque el resguardo y los lugares que visitaba el tamaulipeco podían implicar un costo alto en vidas, explicaron.
El único motivo que obligó a “El 42” a salir de su guarida fronteriza fue el cumpleaños de su madre, el 2 de marzo pasado, según reportaron los investigadores, aunque un informe de inteligencia también señala otra fecha de nacimiento, el 2 de abril de 1939.
La madre de Treviño es quien en realidad vivía desde hace tiempo en la residencia de Vía Collatina 514, en Fuentes del Valle, municipio de San Pedro Garza García, aseguraron los servidores públicos federales consultados.
“El 42” preparó el viaje junto con su mujer y sus dos hijas menores de edad. Lo hizo con un discreto grupo de seguridad, para no llamar la atención.
La versión obtenida precisa que el lunes 2 de marzo Treviño ya había llegado al domicilio de su madre, en la colonia sampetrina. No salió del lugar hasta que el miércoles a las 4:00 horas le tocaron la puerta. Confiado, Treviño bajó a abrir y al hacerlo se encontró con decenas de fusiles que le apuntaban, empuñados por uniformados de la Unidad de Operaciones Especiales del Ejército, enviados desde la Ciudad de México.
“Sólo denme permiso de ponerme el cinturón, porque se me está cayendo el pantalón”, pidió a sus captores.
Al menos en las fotografías, las cerraduras de las puertas no lucen forzadas. El zaguán no tiene abolladuras y los cristales están intactos.
“El 42” luego explicó que no metió las manos, porque en el interior de la residencia no sólo estaba su madre, sino también sus dos niñas, a las que se había apegado últimamente, tratando de hacer vida familiar.
‘Me había retirado’
“Yo ya no operaba nada, yo ya estaba retirado, me tiré a perder”, le dijo Omar Treviño “El 42” a los funcionarios de la PGR que lo entrevistaron antes de su declaración ministerial.
El presunto jefe de Los Zetas trató de convencer a los investigadores que ya nada tenía que ver con el narcotráfico desde hace un buen tiempo. Fue renuente a hablar incluso “off the récord” de cualquier miembro relevante de la organización.
Dijo, por ejemplo, que sus ingresos provenían exclusivamente de lo que le enviaba un hermano que reside en Estados Unidos y que no es perseguido por las autoridades.
Estaba mentalizado para su captura, no tenía miedo y hasta tuvo un lapsus de humor involuntario cuando dijo a los agentes que lo habían operado de la diabetes y que ya estaba curado de la enfermedad crónico degenerativa. Enseguida, les mostró una larga cicatriz vertical a mitad del tórax, que en realidad la tiene desde que lo operaron del apéndice.
Su presunto operador financiero Carlos Arturo Jiménez “El Plátano” dijo otra cosa en la entrevista policial: aseguró que había sido comisionado por Treviño para adquirir bienes inmuebles, algunos de ellos en San Pedro Garza García.
Los militares consignaron en el parte informativo que Treviño fue detenido a bordo de una camioneta, pero ayer el presunto narcotraficante dijo en su declaración preparatoria ante un juez federal que eso es falso, que fue detenido en el domicilio de Vía Collatina.
Muestran helicópteros
Autoridades federales revelaron imágenes de dos de los helicópteros decomisados a Óscar Omar Treviño Morales, el “Z-42”, y a su operador financiero, Carlos Arturo Jiménez.
De acuerdo con las fotos proporcionadas, las dos aeronaves son de color azul marino, una con matrícula XA-EUC y otra XA-PEM. Los dos helicópteros fueron asegurados el viernes en el lugar conocido como La Casa Verde, en San Pedro, Nuevo León. Ese día, según fuentes, también le aseguraron un avión en el Aeropuerto del Norte.
Se reveló que en el interior de unas bodegas que custodia el Ejército en la Colonia Alfareros, en el sur de Monterrey, hay camionetas, autos, motos acuáticas y un bote.
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