La Historia de "El Narcocorrido", un género nacido en El Paso

En el año de 1927, en una cantina del centro de Ciudad Juárez, un policía asustado abría fuego contra un hombre robusto, de panza abultada de nombre Pablo González, alias El Pablote.

Ese juarense de rostro hosco era el mayor traficante de opio en el estado y esa misma tarde una bala entraba en su pecho. El Pablote está muerto. Así se corrió el rumor entre los antiguos juarenses.

Ese mismo día, un hombre se enteraba de la noticia. Era un guitarrista local, de nombre José Rosales. 

El músico pidió más detalles, le contaron de cómo El Pablote buscó pleito al miedoso policía, cómo este disparó con los ojos cerrados y atinó “de pura chiripa” al pecho del criminal. Y luego el rumor se convirtió en una canción que más tarde se tocaría en la misma cantina en que cayó El Pablote.


En septiembre de 1931, desde la avenida Texas, en El Paso, una calle angosta y solitaria de dos carriles, paralela a la línea divisoria de ambos países, Rosales grabó su corrido, lo que luego sería catalogado como el primer narcocorrido en la historia de la música.

El catedrático de la Universidad Estatal de San Diego, Juan Carlos Pimienta, actualmente el único ‘narcocorridólogo’ en ambos países, asegura que estrictamente hablando, esta pieza es el primer narcocorrido en el mundo.

“‘El Pablote’ es el primer narcocorrido en forma. Por haber sido grabado en 1931, aunque escrito años antes, no hay registros de otro corrido de narcos. Los registros que hay de la época muestran corridos de hacendados, o revolucionarios, pero ésta es la primera vez que se habla de un traficante de drogas y de cómo murió”, explica.

“El Pablote” es un corrido de dieciocho cuartetos grabado en ambas partes de un disco de 78 revoluciones por minuto, como era usual en las grabaciones de la época, expica Pimienta, antes de que las canciones se estandarizaran por razones comerciales a una duración de aproximadamente tres minutos.

El investigador asegura que no es de extrañarse que el narcocorrido naciera en El Paso, desde que el género ha sido, históricamente, impulsado desde el vecino país.

“El epicentro del narcocorrido es Estados Unidos. La mitad de los artistas hacen sus giras completamente basadas en este país, mucho más que en México. El público del narcocorrido está aquí en ciudades como El Paso, Los Ángeles. Es desde acá que surge como una producción cultural”, dice Pimienta.

Pero en comparación con el narcocorrido actual, el catedrático asegura que a raíz de la guerra contra las drogas específicamente en Ciudad Juárez, el género mutó para convertirse en una especie de canto hiperviolento. “La guerra contra el narcotráfico en México, iniciada en diciembre de 2006, trajo como consecuencia que el narcocorrido incluyera en su temática estos enfrentamientos con las fuerzas federales, pero además que resurgiera el género con fuerza”, cuenta.

“El narcocorrido antes hablaba de fiesta, de cómo los traficantes la pasaban bien, pero cuando empieza la hiperviolencia en Ciudad Juárez, el narcocorrido registra esa situación, desde la premisa de que la versión del Gobierno no es confiable”, agrega.

Para Pimienta, ahora tienen que ver con los cantos de guerra en el futbol o en el rugby, que con el clásico narcocorrido.

“Ahora son cantos de guerra. La analogía podría ser los cantos en un partido de futbol, funcionan de la misma manera. El género empodera de alguna manera a los que menos tienen, por eso la mayoría de los consumidores no son narcos, son indocumentados o gente que sufre abusos”, dice.

Respecto a la polémica que ha satanizado al género, Pimienta, además de afirmar orgulloso ser consumidor del narcocorrido, asegura que existe una especie de “moral del narco”.

“No todo lo que se menciona en el narcocorrido es malo. Se exalta, por ejemplo, la valentía y la lealtad, valores que siguen siendo importantes para la sociedad mexicana. No hay ni uno que diga, “yo mato niños y mujeres embarazadas”, porque eso iría en contra de sus valores”, explica.

Aquí la letra de “El Pablote”/ Parte I:
El sábado 11 de octubre
en el salón Popular.
Ay quién lo habría de decir
que al Pablote han de matar. [1]
El Pablote era temido
en todita la frontera.
Y quién lo habría de decir
que de ese modo muriera. [2]
A las tres de la mañana
en el cabaret estaban.
El Veracruz y El Pablote
a un policía maltrataron. [3]
Qué horrible estás, Tecolote
dijo el Pablote por cierto.
Si así vivo estás tan feo
más feo te verás muerto. [4]
Robles sí era el policía
que ahí fue comisionado.
No contestó a los insultos
por temor a ser golpeado. [5]
Pero El Pablote de nuevo
insultos le dirigió.
Y diciéndole “ay’ te va”
dos balazos le aventó. [6]
Robles viendo este peligro
en la barra se escondió.
Pero el Pablote de nuevo
más balazos le tiró. [7]
Ya viendo Robles aquello,
ya viéndola de perdida,
saca la cuarenta y cinco
en defensa de su vida. [8]
Sacan los dos las pistolas
y se oyen nuevos disparos.
Los dos balazos de Robles
en un pilar retacharon. [9]

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