Dos décadas de crímenes, fugas, violencia, capturas y recapturas, que terminan con su extradición a los Estados Unidos.
Pocas personas han dado tanto de qué hablar en los últimos años como Joaquín Guzmán Loera, más conocido como ‘El Chapo’ Guzmán. El hombre que llegó a convertirse en el narcotraficante más poderoso y temido del mundo después de la muerte de Pablo Escobar, ha sido protagonista de episodios que superan con mucho la ficción de las narcoseries que han poblado las pantallas de la televisión en la última década.
Detenido en Guatemala en el año 1993 por un grupo de militares dirigido por el ahora expresidente Otto Pérez, ‘El Chapo’ se fugó del penal de Puente Grande, Jalisco, el 19 de enero del año 2001, y logró evadir durante tantos años a las autoridades que adquirió fama de ser “el eterno fugitivo”.
Trece años se tomaron las fuerzas de seguridad del gobierno mexicano para capturar al capo. El 22 de febrero de 2014 fue sorprendido en un edificio de condominios en Mazatlán, en una operación de inteligencia realizada por un grupo élite de la Marina Mexicana. ‘El Chapo’ fue recluido en el penal de máxima seguridad de El Altiplano.
Año y medio después, sin embargo, ‘El Chapo’ protagonizó una fuga cinematográfica, al salir supuestamente por un túnel de más de un kilómetro construido por debajo de la cárcel de máxima seguridad y con final en una casa abandonada en un lote cerca del penal.
Se desató entonces una cacería en la que participaron todas las fuerzas de seguridad del gobierno mexicano y que, a pesar del escepticismo generalizado, terminó en la recaptura del capo este viernes 8 de enero en un motel de la ciudad de Los Mochis, en el estado de Sinaloa, al noroccidente del país.
Antes de su primera fuga, Univision realizó una exhaustiva investigación sobre ‘El Chapo”’Guzmán. Durante más de ocho meses Univision Investiga siguió los pasos de Guzmán y su organización en diferentes partes del mundo, desde el lugar donde nació en el estado de Sinaloa, una remota región a la que pocos periodistas han llegado, hasta los puertos de España por donde ingresaban sus productos para distribución por toda Europa. Esta es la historia del narcotraficante más temido del mundo.
LOS PRIMEROS PASOS
Joaquín Guzmán nació el 4 de abril de 1957 en La Tuna, a seis horas por caminos de terracería de la cabecera municipal. Como ocurre en muchas de estas comarcas, los habitantes del pueblo son parientes entre sí, lo que podría explicar que en esta zona le digan El Tío.
Cuando no se refugiaba en la casa de su abuela materna para escapar de las golpizas de su padre, Guzmán se plantaba ante su papá y trataba de evitar que golpeara a alguno de sus cinco hermanos. Estos malos recuerdos asaltaban a Guzmán constantemente y los compartía con sus contertulios en tardes de borrachera.
El joven Guzmán contaba con el apoyo silencioso de su madre, Consuelo Loera, quien vive en La Tuna en una casa grande con todas las comodidades. Es la persona a quien más quiere y protege y quizás la única que podría cambiar una decisión suya con una palabra.
En La Tuna le dicen la hermana Consuelo por su activa participación en la Iglesia Apostólica de la Fe en Cristo Jesús. A escasos metros de su casa, El Chapo construyó un templo donde todos los domingos, de las 10 de la mañana a la una de la tarde, los seguidores de la iglesia oran y cantan bajo las órdenes de un pastor que vive en la villa.
El día de su cumpleaños la hermana Consuelo invita a los pobladores de la región a una gran fiesta sin licor animada por orquestas populares que sólo pueden cantar corridos de alabanzas a Dios.
El papá de ‘El Chapo’, quien ya murió, cultivaba marihuana en su rancho. Cuando la cosecha estaba lista, emprendía un camino de un día de duración hacia al centro de acopio y venta, acompañado por su hijo Joaquín. Al llegar al lugar, se gastaba el dinero de la venta del producto en licor y mujeres de modo que a su regreso ya no tenía un peso en el bolsillo.
Guzmán había abandonado la escuela en primer grado. Cansado de la disipación de su padre, y cuando tenía menos de 15 años, se las ingenió para sembrar su propia cosecha de marihuana junto con sus primos, los Beltrán Leyva, que también eran de la región.
Desde entonces le decían ‘El Chapo’ por su baja estatura. Fue una condición que marcó profundamente su personalidad. Nunca permitió que nadie más alto se tomara fotografías a su lado.
Según un perfil sicológico de la Procuraduría General de México PGR, debido a su baja estatura, Guzmán trataba siempre de mostrar “una superioridad intelectual y de ambición desmedida por el poder”.
Quizás fueron las características que le permitieron asumir la manutención de su familia con sus primeras ventas de marihuana y llegar hasta el círculo de Miguel Ángel Felix Gallardo, jefe del narcotráfico de la época, quien lo empleó como chofer, según fuentes.
La vida de ‘El Chapo’ cambió cuando tenía 26 años. El agente de la DEA Kike Camarena Salazar murió en México en manos de narcotraficantes que lo torturaron brutalmente, según la versión del gobierno de Estados Unidos.
Caro Quintero estaba enfurecido porque el agente Camarena había coordinado la destrucción de unos de su más extensos sembradíos de marihuana. El presidente Ronald Reagan ordenó una búsqueda internacional de los sospechosos. Uno de ellos fue Félix Gallardo, el jefe de Guzmán.
Según Robert Bonner, ex director de la DEA en Estados Unidos, ‘El Chapo’ utilizó esta crisis para abrirse paso en su organización. ‘El Chapo’ logró apoderarse de rutas de la droga asesinando a sus antiguos socios en alianza con el temible Héctor “El Güero” Palma.
En sus planes de ascenso se les atravesó una poderosa familia de narcotraficantes: los Arellano Félix, que controlaban Tijuana, el corredor más deseado para el paso de drogas a Estados Unidos.
En una declaración ante el Ministerio Público de México, Guzmán explicó que la guerra empezó cuando los Arellano mataron a su mejor amigo Armando López. “Era como un hermano. Esto fue lo que originó gran resentimiento en el declarante’’ afirma el acta de la audiencia el 9 de junio de 1993.
En la misma audiencia El Chapo denunció que fue objeto de un atentado en una calle de Guadalajara en 1992, lo que lo forzó a salir de la ciudad y a asumir una identidad falsa bajo el nombre de Jorge Ramos Pérez.
Guzmán salió ileso pero respondió con un ataque sangriento a la discoteca Christine en Puerto Vallarta donde departían algunos de los Arellano.
Para entonces se había especializado en un punto cardinal de la cadena de trasiego con una eficiencia que pocos lo superaban: era el responsable de pasar la droga de los colombianos hacia Estados Unidos en el menor tiempo posible.
Guzmán había enviado a Barranquilla en 1981 a un sobrino suyo de nombre Renato que fue engañado por los proveedores y se volvió adicto a la droga mientras esperaba la entrega de un cargamento de cocaína en el Hotel El Golf. Un exportador de marihuana de la ciudad lo rescató y lo envió de regreso a México con el mensaje para Guzmán de que trabajaran juntos.
Esta vez fue el propio Guzmán quien viajó a Barranquilla. Se hospedó en el tradicional hotel El Prado, y aunque su contacto no quería participar en el negocio de la cocaína, lo envió al interior muy recomendado para que conociera a los poderosos líderes del Cartel de Medellín.
“Es cuando entra en contacto con el cartel de Fabio Ochoa, posteriormente conoce a Pablo, conoce a Rodríguez Gacha”, según dijo a Univision un ex narcotraficante de Barranquilla que prefirió no ser identificado por razones de seguridad.
Así fue que Guzmán, recuerda el exagente Phil Jordan de la DEA, “comenzó de trabajador de los patrones y se volvió el patrón de los patrones”.
SALTO A LA FAMA
Hasta principios de 1993, la vida de ‘El Chapo’ Guzmán se desarrollaba activamente en el trasiego de drogas usando un entramado de empresas fachadas, testaferros y contactos gubernamentales que tenían un solo objetivo: mantener un bajo perfil en el mundo del narcotráfico mexicano mientras acumulaba el poder necesario para independizarse.
Uno de sus centros de operaciones era la ciudad de Guadalajara. Allí controlaba varias propiedades y negocios, entre ellos la abarrotera “La Tapatía”, una tienda de aparejos y suministros agrícolas que servía de fachada para ocultar las ganancias obtenidas por la venta de cocaína.
Para entonces, ‘El Chapo’ todavía no era considerado una figura de trascendencia dentro de la competida jerarquía de los capos mexicanos. Pero a pesar de su bajo perfil público, ‘El Chapo’ era muy visible para otros rivales en el negocio, como los hermanos Arellano Félix.
Las rencillas entre ‘El Chapo’ y los Arellano Félix habían escalado desde fines de mayo de 1992, en una lucha por el control de las rutas de la droga. A fines de ese mes un carro bomba enviado por los hermanos estalló en una propiedad del Chapo en Culiacán. Cinco meses más tarde ‘El Chapo’ se salvó de milagro de otro atentado en las calles de Guadalajara.
La represalia vino casi de inmediato. ‘El Chapo’ ordenó un feroz ataque contra los Arellano Félix mientras se encontraban en una discoteca de Puerto Vallarta, el 8 de Noviembre de 1992. Los hermanos pudieron salir ilesos por los ductos del aire acondicionado. Pero la guerra a muerte estaba jurada.
El momento culmen llegó el 24 de Mayo de 1993, en el Aeropuerto Internacional de Guadalajara. El Chapo planeaba realizar un viaje ese día para ampliar sus relaciones políticas buscando protección de alto nivel.
Sin que lo supiera, ‘El Chapo’ venía siendo seguido de cerca por un equipo de sicarios contratados por los hermano Arellano Félix, que habían viajado a Guadalajara para dirigir personalmente las pesquisas.
Coincidencialmente o no, tras semanas de seguimiento, los capos de Tijuana y sus sicarios habían decidido abandonar la ciudad ese mismo día. De repente, a las 3:45 de la tarde un traqueteo de ametralladoras AK-47 en el estacionamiento desató el pánico entre los peatones del aeropuerto.
Momentos antes ‘El Chapo’ Guzmán había llegado a la terminal conduciendo un Buick blindado color verde, acompañado de seis guardaespaldas, para salir en un vuelo de Aeroméxico. Tras estacionar su vehículo frente a la entrada de la terminal, ‘El Chapo’ se sorprendió cuando escuchó los disparos.
“!Corre, corre, porque hay gente armada!”, le gritó uno de sus guardaespaldas, Antonio Mendoza Cruz. Instintivamente, ‘El Chapo’ se lanzó al piso y comenzó a gatear apresuradamente hacia el interior del aeropuerto, huyendo de la balacera protegido por Mendoza Cruz.
En ese momento, se produjo una secuencia de acontecimientos que catapultó el estatus del capo de Sinaloa. A poca distancia del vehículo blindado de ‘El Chapo’, se había estacionado un vehículo color blanco, con un destacado pasajero: monseñor Juan Jesús Posadas Ocampo, cardenal de Guadalajara, una poderosa figura de la Iglesia Católica mexicana.
Cuando escuchó el tiroteo, el cardenal trató de salir del automóvil, pero en instantes se encontró rodeado por dos sicarios. Sin mediar palabras, uno de los gatilleros descargó una ráfaga sobre la humanidad del cardenal Posadas. Otro sicario disparó a quemarropa a su chofer, Pedro Pérez Hernández.
En medio del ataque, dos ocupantes del automóvil de ‘El Chapo’ también resultaron acribillados. ‘El Chapo’ logró escapar hábilmente, corriendo hacia las correas de equipaje. Cuando alcanzaron la pista de aterrizaje, ‘El Chapo’ y su guardaespaldas huyeron al descampado aprovechando la confusión.
El asesinato del cardenal Posadas pasó a las primeras planas. Y lanzó a la fama la figura de Guzmán Loera, al convertirlo en el hombre más buscado de México. Su rostro, hasta entonces desconocido para el público, comenzó a aparecer a diario en la televisión y en los periódicos de todo el país.
El asesinato puso de relieve la existencia de grandes carteles del narcotráfico en México, algo que hasta ese momento no existía en la conciencia colectiva de los mexicanos, aseguró el investigador Héctor Moreno Valencia.
“Es después del asesinato del Cardenal Posadas cuando las autoridades nos empiezan a decir que hay grandes capos, y nos dicen que uno se llama Joaquín Guzmán Loera, alias ‘El Chapo’ Guzmán”, precisó.
En medio del shock generalizado, el gobierno de Carlos Salinas de Gortari ordenó una masiva cacería. El gobierno ofreció cinco millones de dólares por información que condujera a la captura de aquellos a quienes consideraba responsables: ‘El Chapo’ Guzmán, su socio “El Güero” Palma, y los Hermanos Ramón y Benjamín Arellano Félix.
Basándose en el testimonio de uno de los sicarios implicados en la balacera, el Fiscal General de México, Jorge Carpizo, concluyó que los matones habían confundido al Cardenal Posadas con ‘El Chapo’ Guzmán.
La versión oficial fue respaldada en un informe escrito cinco meses después por la Agencia de Inteligencia del Pentágono (DIA): “Los hermanos Arellano Félix, basados en Tijuana, intentaron asesinar a Joaquín Guzmán en el Aeropuerto de Guadalajara. En su lugar, mataron equivocadamente al Arzobispo de Guadalajara, el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo”.
La Iglesia Católica, sin embargo, puso el grito en el cielo cuando escuchó la versión del fiscal. El magnicidio no fue producto “ni de balas perdidas ni de fuego cruzado”, clamó el Cardenal Juan Sandoval Iñiguez. “Fue intencional, fue directísimo, lo dijo el forense, y lo dejó escrito también”, puntualizó.
El clero católico desarrolló una hipótesis controversial: el asesinato no había sido accidental, sino producto de una conspiración política para acallar la actuación crítica del cardenal católico.
El abogado de la curia, José Antonio Ortega, asegura que múltiples evidencias apuntaban en esa dirección. Entre ellas, mencionó conversaciones de Posadas con el alto gobierno mexicano para advertirle sobre conexiones de importantes políticos con carteles de la droga de Colombia y Perú.
El investigador Moreno Valencia apuntó a otro elemento de sospecha: la facilidad con que ‘El Chapo’ Guzmán escapó de la escena del crimen.
Tras huir de la balacera, ‘El Chapo’ se refugió en el fraccionamiento de Bugambilias, a unos 20 minutos del aeropuerto. De allí se movió con escoltas a Tonalá, en las afueras de Guadalajara, donde poseía un rancho.
Esa misma tarde ‘El Chapo’ salió por vía terrestre a la capital mexicana, llegando a las tres de la madrugada del día siguiente. Pernoctó por casi diez días en el Hotel Flamingo, al sur de la capital, hasta que obtuvo un pasaporte ilegal a nombre de Jorge Ramos para viajar a la frontera de Guatemala.
En medio de la masiva persecusión,‘El Chapo’ puso en práctica lo que mejor sabía: pagar por protección policial y política. Finalmente salió a Guatemala el 4 de junio, acompañado de su novia María del Rocío del Villar Becerra y varios guardaespaldas.
Su plan era atravesar territorio guatemalteco y llegar a El Salvador. Pero sus días en libertad estaban contados.
ARRESTO Y FUGA
‘El Chapo’ Guzmán era el hombre más buscado de México en junio de 1993. Las autoridades lo consideraban sospechoso de la muerte del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo. Era tan desconocido que los afiches de “se busca’’ mostraban un dibujo más parecido a una caricatura que a un retrato hablado.
Guzmán, de 36 años, sabía que estaba en serios problemas pero subestimaba la capacidad del gobierno mexicano que estaba presionado internacionalmente para mostrar resultados.
Se tomó su tiempo para organizar una cuadrilla de escape que incluía a su amante María del Rocío del Villar Becerra, y esperó varios días para que su abogado, el licenciado Juan Calas, le entregara un pasaporte falso.
La idea era escapar hacia Guatemala y luego seguir a El Salvador donde tendría que despachar un cargamento de cocaína a Estados Unidos y comprar fusiles de asalto, según un reporte de la Agencia Antinarcóticos de Estados Unidos (DEA).
Univision reconstruyó estos momentos de la vida de Guzmán con la ayuda de dos personajes claves en la persecución del fugitivo: el expresidente de Guatemala, Otto Pérez, quien entonces era el jefe de los servicios de inteligencia de su país (y en el momento de la entrevista ocupaba todavía la presidencia), y el subprocurador mexicano de la época, Jorge Carrillo Olea.
Pérez nunca había contado esta historia. Durante 20 años la mantuvo en reserva, en parte por temor a represalias de Guzmán, según lo explicó en una entrevista con Univision. El ahora expresidente era entonces capitán. Llevaba un año y medio como director de inteligencia.
Según Pérez, un oficial que trabajaba para una unidad móvil de inteligencia, había logrado infiltrar a un grupo de Guzmán que se había establecido en Tecun Umán, población fronteriza con México. El oficial aceptó un pago de 30,000 dólares y una camioneta a cambio de protección del paso de cargamentos de droga.
“La mejor operación de inteligencia es cuando hay alguien adentro’’, explicó Pérez. “Esto fue avanzando, tomó tiempo que ellos ganaran confianza, a él lo deberíamos haber movido pero lo dejamos precisamente para que pudiera avanzar en tener más inteligencia sobre lo que se estaba haciendo”, agregó.
A los pocos días de la muerte del cardenal, el oficial infiltrado empezó a escuchar que algo grande pasaría por la frontera. Al principio pensó que se trataba de mercancía. “Dos días antes, tuvo que haber sido el 7 o el 8, empezamos a tener información que era posiblemente que el mismo Chapo viniera aquí a Guatemala”, explicó Pérez.
Las autoridades mexicanas seguían de cerca los pasos de Guzmán aprovechándose de un sistemático descuido en su desplazamiento hacia el sur, según Carrillo quien coordinó la operación.
En su desplazamiento hacia Guatemala Guzmán “iba dejando un rastro, como animal herido” y ordenaba a sus acompañantes destruir los cartelones de “Se busca” que aparecían en su camino, comentó varias veces el procurador general de México entonces Jorge Carpizo, ya fallecido.
Otros sostienen que fue Amado Carrillo, el Señor de los Cielos, quien entregó detalles de la ubicación de Guzmán. Entre ellos el abogado de la arquidiócesis de Guadalajara, José Antonio Ortega, que a su vez se basó en la versión del abogado del Señor de los Cielos.
“No es así porqué restaría mucho el mérito de la operación, tendría yo que decir es una mentira muy cínica’’, respondió el exsubprocurador Carrillo Olea.
Con los datos del oficial infiltrado y la información enviada por México, en Guatemala la gente de Pérez se preparaba para recibir la caravana. Guzmán pasó la noche en un hotel céntrico de la ciudad y al día siguiente los servicios de inteligencia se enteraron de que su plan era salir de Guatemala hacía El Salvador.
Pérez resolvió que era el momento. No quería dejarlo salir del país pero estaba reacio a atraparlo en una zona urbana. Temía que los gatilleros del narcotraficante reaccionaran violentamente. Así que permitieron que la caravana tomara la autopista hacia El Salvador y a unos 25 kilómetros de la capital, los militares montaron un retén.
Guzmán y sus hombres no ofrecieron resistencia. “La reacción que tuvo fue una reacción de tranquilidad, es decir no se le vio asustado, nervioso ni tampoco se le vio violento’’, recuerda Pérez quien cruzó una mirada con el prófugo sin mediar palabra.
¿Ofreció sobornos?, le preguntó Univision a Pérez. “Sí, ofreció dinero, ofreció información, ofreció una serie de cosas, él hablaba de millones de dólares, estoy hablando de por lo menos un millón de dólares, dos millones de dólares’’, detalló Pérez.
Un detalle separa las versiones de Carrillo Olea y el presidente. El primero aseguró que ‘El Chapo’ pasó a El Salvador y fue arrestado de regreso. Pérez negó esa versión en la entrevista con Univision.
Tras el arresto, la mayor preocupación de los servicios de inteligencia guatemaltecos la causaba la premura de identificar plenamente a Guzmán. Después de varias horas de intercambio de información con México salieron de dudas y al anochecer iniciaron el envío de ‘El Chapo’ por tierra hacia el puente fronterizo de Talismán.
La forma como los militares transportaban al fugitivo no era necesariamente la más segura. Atado de pies y manos en la parte trasera de una camioneta pick up, a la intemperie, los militares entregaron a Guzmán en la frontera con México.
Abordo de un avión militar que lo llevó a México, Guzmán envió otra advertencia de que no estaba vencido: entregó a un oficial los nombres de funcionarios, policías y militares de México y Guatemala que recibían sobornos del narcotráfico. El militar preparó un documento que desapareció varios años después.
Al ser presentado en conferencia de prensa en México, Guzmán se quitó su gorra y explicó quién era. Los medios mexicanos reprodujeron este diálogo de un reportero que lo interrogó:
Oye Chapo, ¿es cierto que eres el rey de la coca?
Yo no me dedico a eso.
¿A qué te dedicas?
A la agricultura.
¿Qué siembras?
Pues frijoles.
‘El Chapo’ Guzmán logró que los trasladaran al penal de Puente Grande, Jalisco en noviembre de 1995. No soportaba más la estricta disciplina de la prisión anterior. Allí se le prohibía a los reclusos hablar entre ellos y recibir alimentos de fuera. Desde su celda Guzmán convirtió la cárcel en un hotel de cinco estrellas a punta de sobornos e intimidación.
La prisión era un fiesta recuerda la periodista Anabel Hernández quien ha escrito extensamente sobre ‘El Chapo’. “Le permitían la entrada de prostitutas, le permitían la entrada de viagra, porque ‘El Chapo’ Guzmán consumía viagra, cocaína y le permitían no sólo eso, le permitían también tener acceso sexual a reclusas que estaban ahí’’, dijo Hernández.
Una de ellas fue Zulema Hernández, condenada por secuestro y robo en el anexo de mujeres. Univision logró entrevistar a su madre, Salomé Hernández: “Zulema, mi hija, decía que ‘El Chapo’ Guzmán era muy lindo, que estaba enamorada de él’’.
Como en casi todas sus relaciones con las mujeres, Guzmán se obsesionó con Zulema y no ahorró cartas para decírselo. “Aunque yo me voy a quedar unos días más, me emociona tu traslado’’, escribió. “Preciosa si antes de que te trasladen nos podemos ver quiero darte un dulce beso y estrecharte en mis brazos”.
La frase de ‘El Chapo’ de que se quedaría unos días más no era una metáfora. Guzmán estaba planeando su fuga y no le importaba presumirlo. Hasta la madre de su amante lo supo. Ella recuerda que Zulema le dijo que Guzmán se iba a ir.
El 19 de enero de 2001 ‘El Chapo’ se escapó de la prisión. Varias versiones se tejieron en torno a cómo lo hizo. La más cinematográfica fue que se escapó en un carrito de lavandería escondido entre sabanas y tapándose con un colchón, pero con el paso del tiempo esa versión se ha convertido en un mito. Investigadores y testigos sostienen que Guzmán salió caminando por la puerta principal con la complicidad de numerosos funcionarios.
Tras la fuga de ‘El Chapo’ , la hija del expresidente Pérez sufrió un atentado que hasta hoy el exmandatario sospecha que podría haber sido obra del narcotraficante.
Una racha de penas y victorias esperaban a ‘El Chapo”’en libertad. Su hijo Edgar fue asesinado en Culiacán a las puertas de un centro comercial. Un informante de la DEA le comentó a Univision que la muerte fue producto de una cadena de errores.
Edgar se encontraba en compañía de un joven a quien Guzmán había ordenado ejecutar por unos problemas de dineros que había tenido con su madre. Guzmán no sabía que su hijo estaba con él. Un cenotafio custodiado día y noche recuerda el lugar del asesinato que cambió la vida de Guzmán. En un remoto cementerio de Badiraguato, al que pocos periodistas han tenido acceso, el narcotraficante ordenó construir además un vistoso panteón.
Las pérdidas de su hijo y anteriormente de su hermano, asesinado en una celda, y la muerte violenta de Zulema, aparentemente en manos de sus rivales, Los Zetas, no reblandecieron a Guzmán.
Cortar las cabezas de los enemigos se convirtió en uno de sus métodos de escarmiento preferido. Para la crónica judicial mexicana se volvió común encontrar mantas que explican los motivos de las masacres, y la despedida de siempre: “Atentamente, El Chapo”.
EL CHAPO USA
La fama de ‘El Chapo’ sobrepasó las fronteras… y no precisamente las de Sinaloa, donde nació y construyó su imperio, sino las de México. La organización que dirigía se expandió por el mundo, con una presencia particularmente fuerte en Estados Unidos. En la ciudad de Chicago, Illinois, la Comisión contra el crimen lo declaró “Enemigo público número uno”, algo que no había sucedido desde la época del mítico Al Capone, en 1930.
En la ciudad de los vientos, el peligroso cartel de Sinaloa tejió una red con más de 500 pandillas para distribuir su droga. Una ventaja logística por la ubicación geográfica de una de las comunidades hispanas más grandes del país.
“El Chapo Guzmán, es el Osama Bin Laden del narcotráfico”, dijo a Univision la agente de la DEA Ramona Sánchez. Ella conocía muy bien las tácticas de El Chapo porque había seguido de cerca, por años, las actividades del cártel de Sinaloa.
De acuerdo con las autoridades de este país, los miembros del cartel llegaron a transportar hasta 2,000 kilos de cocaína al mes a la ciudad de Chicago y los distribuían luego en el centro y noreste de Estados Unidos y en Canadá.
“Manejan el negocio con gran eficiencia para suplir los mercados norteamericanos que son extremadamente lucrativos”, dijo el profesor Bruce Bagley de la Universidad de Miami. Según él, la habilidad del cartel de Sinaloa para vender drogas había superado a la competencia.
El negocio ilegal entró en pleno apogeo. Jack Riley, jefe regional de la DEA, aseguró en una entrevista que nunca había visto en los barrios de Chicago heroína de tan alta pureza. “La heroína es nuestro principal problema en la ciudad. Es la droga preferida de las pandillas, es más barata”, dijo.
Una bolsita se podía conseguir por solo 10 dólares. Según la DEA, ‘El Chapo” usaba miembros de las pandillas “Gangster Disciples” y los “Latin Kings” para distribuir su droga.
Esas actividades eran evidentes en el barrio mexicano conocido con La Villita. Gustavo Arellano, a quien los Latin Kings le asesinaron a dos hermanos, aseguró que había “distribución de la droga en las escuelas, en los parques”.
El ingenio de ‘El Chapo’ Guzmán para fortalecer su imperio e inundar el mercado de Estados Unidos parecía no tener límites. El jefe de la patrulla fronteriza en Tucson, Arizona, Manuel Padilla, dijo que había túneles en los lugares menos pensados.
Una investigación de Univision reveló que al menos 62 de los más de 120 que se habían detectado en la frontera eran obra de los hombres de El Chapo Guzmán, quien no escatimaba en gastar hasta un millón de dólares en su construcción utilizando a mineros de Sinaloa para hacerlos.
‘El Chapo’ no midió nunca los recursos. De allì su interés en los aviones ultraligeros, y en “clonar” vehículos, en “hacer vehículos que se parezcan a los de la patrulla fronteriza”, dijo Padilla.
Pero si la tecnología más moderna fallaba, ‘El Chapo’ recurría a instrumentos medievales como las catapultas… o tan sencillos como tirar una pelota de fútbol llena de droga de un lado a otro. O simplemente, usar el puerto de entrada de aduanas para esconder metanfetamina, cocaína y heroína entre la gente y los vehículos.
Según Joe Angottini, agente de aduana y protección fronteriza, ‘El Chapo’ manejaba muy bien sus cuentas: “pueden mandar diez vehículos cargados y ellos entienden que va a haber cierta pérdida”.
Los tentáculos de ‘El Chapo’ iban más allá de la droga. El enemigo número uno de Chicago era experto en usar y abusar de las leyes. Desde los años 80, Guzmán tenía una licencia de conducir, de acuerdo con un documento obtenido en exclusiva por Univision, que estaba a nombre de otra persona, aunque con su fotografía.
A mediados del 2011, ‘El Chapo’ envió a su esposa a dar a luz a California. La reina de belleza, Emma Coronel, dio a luz a mellizas en un hospital de Lancaster, a 60 millas de los ángeles. Las autoridades dijeron que ella era ciudadana estadounidense y no había ninguna orden de arresto en su contra.
Pero Phil Jordan, agente federal retirado, dijo que ‘El Chapo’ lo hizo con un solo propósito: “otro modo de burlarse del gobierno americano es mandar a su esposa y puede tener hijos que son ciudadanos americanos, que pueden lanzarse para presidente”.
LOS TENTÁCULOS DE ‘EL CHAPO’
Pero la de Estados Unidos es apenas una de las ramas del cartel. En más de cuatro décadas, ‘El Chapo’ Guzmán desarrolló una red de operaciones semejante a una enorme transnacional, con operaciones en cinco continentes y ganancias multimillonarias.
‘El Chapo’ llegó a gerenciar la oferta de marihuana, cocaína, heroína y metanfetaminas desde América Latina y a controlar las grandes rutas de narcotráfico mediante un sistema de franquicias similar al de las grandes corporaciones estadounidenses.
El primer eslabón de la cadena estaba en los laboratorios de fabricación de cocaína en Colombia. En los años 80, mientras trabajaba para Miguel Ángel Félix Gallardo, Guzmán forjó alianzas con el clan de los Cifuentes Villa, herederos de la ruta de distribución de cocaína que una vez controló Pablo Escobar.
La conexión con los Cifuentes Villa fue de vital importancia para el cartel de Sinaloa. “Los Cifuentes Villa se encargaban en Colombia de generar los contactos con el cartel para la comercialización y el envío de la droga hacia México,” explicó el general Ricardo Restrepo, director de Antinarcóticos de la Policía Nacional de Colombia.
Según fuentes militares, ‘El Chapo’ se alió también con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que le proveían una parte sustancial de la cocaína negociada por su cartel. “Los mexicanos son los que pagan bien esta vaina”, dijo alias Marlon, un ex guerrillero de las FARC que conversó con Univision.
‘El Chapo’ ganó fama en Colombia como “El Rápido” cuando llegó a movilizar hasta diez vuelos diarios de cocaína con rumbo a México, de acuerdo a informes confidenciales de la DEA.
En 2007, ‘El Chapo’ trató de superar su propio récord. El Servicio de Guardacostas de Estados Unidos, en operación conjunta con los gobiernos de Panamá y México, le incautó un cargamento de 20 toneladas de cocaína con valor de 300 millones, que venían abordo del barco Gatún. Hasta hoy en día es considerado el mayor cargamento incautado en alta mar de la historia.
Con el tiempo Guzmán expandió su área de distribución y Europa se convirtió en su segundo mercado, después de Estados Unidos, con España como su puerta de entrada.
Hace un par de años, la Unidad de Droga y Crimen Organizado de la policía española capturó a Jesús Gutiérrez Guzmán, primo hermano y emisario de ‘El Chapo’, y a tres cómplices solicitados por las autoridades de Estados Unidos. La captura se produjo luego de la incautación de 373 kilogramos del alcaloide en el Puerto de Algeciras, en el sur de España.
África y Asia no escapaban a los tentáculos del cartel. En África, el país clave para sus operaciones era Guinea Bissau, y en Asia, según un informe reciente de la DEA, forjó conexiones con organizaciones tailandesas que le enviaban heroína, marihuana y armas de contrabando.
Es más, las redes llegaron a extenderse tan lejos como Australia, donde la droga del cartel de Sinaloa llegaba en aviones privados que partían de Chicago.
Lo increíble era que, siendo la cabeza de semejante emporio, el capo siguiera en libertad. Y eso solo se podía explicar, según el periodista Jesús Esquivel, de la revista Proceso, por el hecho de que ‘El Chapo’ se escudaba en la enorme corrupción del gobierno mexicano y en su gran poder de intimidación.
Según Esquivel, Calderón alegó una posible violación a la constitución mexicana al oponerse a un plan elaborado por el Pentágono para capturar a ‘El Chapo’ en un operativo de los Navy Seals en colaboración con la DEA, similar al desplegado para matar a Osama bin Laden.
Y las fuerzas militares fracasaron en capturar a ‘El Chapo’ en 2007, durante su boda con Emma Coronel. “La escolta de ‘El Chapo’ Guzmán montó cuatrimotos y se desparramaron por toda la sierra,” relató el ex agente Vigil. “Obviamente el Ejército no sabía quién era ‘El Chapo’ Guzmán, en qué cuatrimoto estaba, solo que se dio la fuga”.
LA SEGUNDA CAPTURA
Lo cierto es que, a pesar de las dudas, ‘El Chapo’ fue capturado nuevamente en la mañana del sábado 22 de febrero de 2014 en el edificio de condominios Miramar, de Mazatlán, gracias a una operación de inteligencia realizada por un grupo de élite de la Marina mexicana, con ayuda de las autoridades de Estados Unidos.
Según el Procurador General de la República en ese entonces, Jesús Murillo Karam, la detención de ‘El Chapo’ se produjo después de varios días de seguimiento, en los que el narcotraficante logró burlar a las autoridades recurriendo a un método en el que se le consideraba un maestro: los túneles.
Entre el 13 y el 17 de febrero, según Murillo Karam, fueron localizados siete domicilios en los que ‘El Chapo’ acostumbraba ocultarse. El Procurador explicó que ‘El Chapo’ logró escapar gracias a una red de túneles que conectaban las siete casas en la ciudad de Culiacán.
“Las puertas de las casas en las que se intervino estaban reforzadas por acero, y eso hizo que los minutos que nos tardamos en abrirlas sirvieran para el escape por los túneles”, indicó Murillo Karam en una rueda de prensa después de la detención.
Las autoridades lograron, sin embargo, mantener la pista del capo, y gracias a una llamada a uno de sus cómplices desde un teléfono satelital que utilizaba intermitentemente, lograron detectar su paradero y realizar un operativo en el que no se produjo ni un solo disparo.
‘El Chapo’ Guzmán fue trasladado, en medio de estrictas medidas de seguridad, a la Secretaría de Marina en la ciudad de México, donde se confirmó su identidad. Luego fue recluido en el penal de máxima seguridad de El Altiplano, del que se escapó la noche del sábado 11 de julio de 2015, lo que aumentó su leyenda de “eterno fugitivo”. Esta, sin embargo, sufrió un nuevo golpe con su recaptura en Los Mochis, Sinaloa, el 8 de enero de 2016.
Fue llevado nuevamente a la cárcel de El Altiplano, de la cual se había fugado 181 días antes. El 7 de mayo del año pasado, ‘El Chapo’ fue trasladado de manera sorprevisa a una cárcel en Ciudad Juárez, en la frontera con Estados Unidos. Luego de un año de proceso judicial, ‘el Chapo’ acaba de ser extraditado a los Estados Unidos.
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