Asi controlaban el puerto Los Beltrán Leyva... compraron todo Acapulco

Las declaraciones ministeriales de dos testigos protegidos de la PGR, entre ellos un exoperador financiero del cártel de los Beltrán Leyva y quién se advierte es José Jorge Balderas Garza, “El JJ”, confirman que al menos desde 2008 autoridades de los tres niveles de gobierno han brindado protección a la estructura del extinto capo Arturo Beltrán Leyva “El Barbas” en Acapulco, exfeudo del capo abatido en 2009 y que actualmente se encuentra sumido en una espiral de violencia que no cesa.

Ambas declaraciones ministeriales forman parte del expediente PGR/SIEDO/UEIDCS/218/2011, integrado por la Siedo en contra de operadores del grupo denominado Cártel Independiente de Acapulco (Cida) que fueron detenidos este año durante diversas operaciones, al cual tuvo acceso Proceso.

El testigo protegido con nombre clave “Zajed”, quien asegura haber sido operador financiero de la extinta estructura de los hermanos Beltrán Leyva en los estados de Quintana Roo y Guerrero de 2008 a julio de 2009, refiere que en Acapulco, durante un fin de semana, llegan a recaudar hasta 4 millones de pesos, “solo por la venta de droga”, entre semana las ganancias son inferiores.


Afirma que la policía porteña recibe 500 mil pesos semanales a cambio de impunidad y el encargado de recibir el dinero en ese entonces era un comandante de apellido Frías y que en la nómina de esta estructura criminal también había políticos locales y oficiales del Ejército que forman parte de una amplia red de protección para las operaciones de lavado de dinero, trasiego y venta de droga en Acapulco.

Mientras que el testigo “Némesis”, que por sus declaraciones podría ser “El JJ”, señala que después de la detención del capo Édgar Valdez Villarreal, “La Barbie”, en agosto pasado, la estructura que dejó en manos de su suegro Carlos Montemayor, “El Charro”, se fracturó debido a que los operadores de Acapulco decidieron no asumir el mando y conformaron el Cida.

El Cida, agrega el testigo Némesis, asumió el control “de toda la delincuencia” en Acapulco y el puerto de Zihuatanejo, región de la Costa Grande, zona colindante con Michoacán.

El testigo refiere que los principales operadores del Cida son Benjamín Flores Reyes, “El Padrino”, y Moisés Montero Álvarez, “El Koreano” -ambos detenidos por la policía federal, el primero en marzo de este año y el segundo el pasado 1 de agosto.

Así como Víctor Aguirre Garzón -quién de forma insistente ha sido vinculado como primo del gobernador Ángel Aguirre- y Carlos Antonio Barragán Hernández, “El Melón”. Ambos se encuentran aún libres y operando en este destino de playa.

Los cuatro líderes del Cida son definidos por el testigo Némesis como “delincuentes sin cabeza” que se dedicaron a robar, extorsionar y secuestrar porque “no tienen los mismos contactos” de “La Barbie” para el tráfico de drogas y señala que durante la época de esplendor del cártel de los hermanos Beltrán Leyva, ellos “simplemente eran sicarios”.

Posteriormente, el Cida sufrió una escisión y surgió el grupo denominado La Barredora, que dirige Cristian Hernández Tarín, el hijo del “Chaky” y Heber Jair Sosa, “El Cremas”, ambos grupos han sido señalados como los responsables de la imparable ola de violencia que prevalece en este puerto.

El operador financiero de los Beltrán Leyva

Con estudios de ingeniería con especialidad en redes bancarias y “experiencia laboral” en instituciones bancarias, el testigo “Zajed” declaró ante un Ministerio Público federal el pasado 1 de junio de este año en la ciudad de México donde aseguró que durante el año que se desempeñó como operador financiero del cártel de los Beltrán Leyva manejaba los fondos de la organización criminal que generaban los secuestros, extorsiones, narcomenudeo y tráfico de cocaína a escala.

“Pero mi función principal era el pago de la nómina a funcionarios del ámbito municipal, estatal y federal, que fueron cooptados por la organización para dar protección y dar las facilidades a las operaciones del cártel en los estados de Guerrero, Nuevo león y Quintana Roo”, indica “Zajed” en su declaración ministerial.

Semanalmente, refiere el testigo, asistía a reuniones denominadas “juntas de Jefes de Plaza”, que se realizaban en propiedades del capo Arturo Beltrán en Acapulco: una residencia ubicada “en el fraccionamiento Las Brisas y un rancho que se ubica por puerto Marqués”.

El testigo Zajed señala que a estas reuniones que presidía “El Barbas” asistían los servidores públicos, policías y militares que estaban al servicio de la organización, donde se discutía “su participación y responsabilidad” en operativos federales o locales con el objetivo de no afectar las actividades del grupo criminal y mantener la plaza tranquila, señala el expediente consultado por Proceso.

Sobre los líderes del Cida, el testigo Zajed señala que Benjamín Flores, “El Padrino”, formó parte de una célula de sicarios que dirigía Isidro Juárez Solís, “El Kirry”, y Gamaliel Aguirre Tavira, “El Güero”, Huetamo, que se encargaban de patrullar la zona conurbada de Acapulco, específicamente la colonia Ciudad Renacimiento.

Este punto es considerado por el exoperador financiero de los Beltrán como uno de los principales centros de distribución de droga al menudeo, ya que fue convertido por autoridades locales en la “zona de tolerancia” de Acapulco, así como “la aduana o filtro” de acceso al puerto, donde sicarios permanecen vigilando la zona.

A “El Melón”, el testigo Zajed lo ubica como uno de los sicarios que estaba bajo las órdenes directas del capo Arturo Beltrán y de Moisés Montero Álvarez, “El Koreano” dice que era uno de los consentidos de “El Barbas” y de “La Barbie” porque su función era distribuir todo tipo de armas para abastecer a la estructura criminal que operaba en los estados de Guerrero, Morelos y estado de México.

Zajed refiere que el arsenal era conseguido en el barrio de Tepito, en la ciudad de México y “El Koreano” se encargaba de llevar las armas a las ciudades de Acapulco, Cuernavaca y el estado de México.

Todas estas operaciones eran coordinadas por Miguel Ángel Moreno Araujo, “El Buche”, considerado como “el hijo adoptivo” de Arturo Beltrán y el más violento de los pistoleros de la organización criminal que fue abatido junto a “El Barbas” en diciembre de 2009 en Cuernavaca, señala el testigo Zajed.

“El JJ”, testigo protegido de la Siedo

Por su parte, el testigo protegido Némesis rindió su declaración ministerial el 7 de marzo de este año en el municipio de Almoloya de Juárez, estado de México con el propósito de aportar información relacionada con actividades del narcotráfico que se realizan en los puertos de Acapulco y Zihuatanejo debido a que asegura que perteneció al cártel de los Beltrán Leyva, señala el expediente oficial.

El testimonio de este testigo se enfoca en detalles sobre los hechos ocurridos después de la captura de “La Barbie” el 30 de agosto de 2010 y la confrontación entre su suegro Carlos Montemayor, “El Charro”, detenido en noviembre pasado, y los operadores de Acapulco que decidieron conformar el Cida.

Al respecto, Némesis refiere que tras la detención de “La Barbie”, su suegro se comunicó con “El Padrino” y “El Koreano” para decirles que él se iba a hacer cargo de la organización, de los sueldos y el pago de las autoridades locales para que todo siguiera igual “con cero mamadas”.

Pero los operadores de “La Barbie” no le hicieron caso y decidieron actuar por su cuenta y junto al operador de “La Barbie” en el estado de México, identificado como “El Compayito” o “La mano con ojos” -recientemente detenido- pretendieron formar un cártel regional, señala el testigo Némesis.

Sin embargo, el caso de los 20 michoacanos que fueron levantados en Acapulco durante septiembre pasado y el posterior hallazgo de 18 de ellos en una narcofosa en la zona rural de este destino de playa, prácticamente marcó la debacle del grupo de “La Barbie”.

Al respecto, el testigo “Némesis” refiere que sostuvo una plática con “El Charro”, quién le dijo que el grupo de “El Melón”, “El Padrino” y “El Koreano” habían levantado a unos michoacanos porque aseguraban que formaban parte del cártel de La Familia Michoacana: “ya les dije que no se pasen de madre y que los suelten, pero los culeros no me quieren hacer caso”, expresó el suegro de “La Barbie”.

Posteriormente, el testigo “Némesis” relata otra conversación con “El Charro” donde este le informó que los líderes del Cida ya habían matado a los michoacanos y que lo habían responsabilizado de esta masacre, a través de mantas que fueron colocadas en sitios públicos de Acapulco, donde anunciaban la separación de la estructura de “La Barbie”.

Enseguida, “El Charro” le pidió a Némesis que le prestara “gente” para “ponerles en la madre” a los líderes del Cida.

En respuesta, Némesis señala: “pero le dije que iba a platicar con la raza para ver quién se quería ir con él, es decir, le di la vuelta porque yo tenía mis propios problemas, porque muy seguido salía mi nombre en la televisión relacionándome con el atentado de Salvador Cabañas”.

A principios de enero de este año, José Jorge Balderas Garza, “El JJ”, quién es señalado como el responsable del atentado contra el futbolista paraguayo Salvador Cabañas, fue detenido por la policía federal en una zona residencial de la ciudad de México y posteriormente traslado al penal de máxima seguridad del Altiplano, en el estado de México.

Las autoridades federales vincularon a “El JJ” con el cártel de los Beltrán Leyva y posteriormente con la estructura de “La Barbie”, situación por la que el testimonio del testigo protegido “Némesis” se convierte en una prueba de que Balderas Garza que se apegó al polémico programa de la PGR y que ahora es utilizado por la Siedo en contra de uno de los grupos que mantienen una cruenta guerra en Acapulco por el control de esta plaza donde las autoridades han sido cómplices de este baño de sangre.

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