Un video muestra a varios elementos de la Policía Federal burlarse de las víctimas de un ataque armado y negarle ayuda a un sobreviviente a quien, en cambio, le piden que “confiese” con “quién trabaja” si quiere salvarse.
– Pónganme boca arriba, por favor… me estoy ahogando– dice a los policías el hombre herido, que yace boca abajo en el suelo, sobre un charco de sangre.
– Te vas a morir, güey– le responde uno de los policías.
– Te vas a ahogar, pendejo– dice otro.
– ¿Qué quieres que haga? ¿Te desahogo?– agrega uno más.
– ¿Quieres salvarte? ¿Quieres salvarte? Confiesa nomás todo lo que te estamos avisando, ya más rápido te levantan– responde el hombre que trae la cámara.
Esto ocurrio en Gomez Palacio Durango, se aprecia que es la escena de un crimen cercada por decenas de elementos del Ejército Mexicano y de la Policía Federal.
En el crimen se observa al menos a cuatro víctimas, todas alrededor de una camioneta Ford Lobo color arena —con placas ES-57-628, de un estado que no se identifica— y las puertas abiertas.
La imagen, al parecer tomada con un teléfono celular, dura tres minutos con 59 segundos, y empieza mostrando el cuerpo de un hombre, vestido con camisa blanca a cuadros azules, tirado boca arriba en el suelo, con los brazos extendidos y grandes manchas de sangre en la cara y en pecho.
A centímetros de él, junto a la camioneta, yace boca abajo el cuerpo de otra persona, de la cual también sale una estela de sangre.
Luego de un brevísimo acercamiento al rostro de la primera víctima, la cámara se dirige entonces a la parte trasera de la camioneta, a la cual se le alcanza a ver la marca y las placas.
Una mano con un guante apunta entonces a los impactos, y es cuando se empiezan a escuchar las voces de hombres, sobre todo la del que sostiene la cámara.
– PUTA MADRE, YA VALIÓ PA’ PURA VERGA…– DICE EL OFICIAL AL GRABAR LA IMAGEN DE LA PARTE TRASERA DE LA CABINA, EN LA QUE SE OBSERVA EL CRISTAL DESTROZADO Y VARIOS IMPACTOS.
La lente se dirige entonces al cuerpo de un hombre herido tirado en el suelo, boca abajo, frente a un charco de sangre, rodeado de elementos que, se ve entonces, son de la Policía Federal.
Es entonces cuando empieza la conversación en la que la víctima pide ayuda, los federales se la niegan, se burlan de él e incluso le piden que “confiese” si quiere salvarse. Todo ocurre mientras la cámara enfoca al sobreviviente —a quien se le ve el cabello corto, vestido también con camisa blanca y franjas grises— que yace sobre su brazo izquierdo.
– PÓNGANME BOCA ARRIBA, POR FAVOR– DICE EL HERIDO.
– Te vas a morir, güey– le responde uno de los policías.
– ¿Pa’ quién trabajas? ¿Pa’ quién trabajas?
– No lo sé (…) trabajar señor– dice la víctima.
– No, no, ¿cómo no? Ya dijo el gordo: Uch, jalaban bajo su mando y trabajan pa’l Golfo– dice el oficial.
– (…) No lo sé– insiste el herido.
– No, pues dime, si no, no– dice el policía.
– No lo sé, por Dios– responde el sobreviviente.
– No, ya te cargó la verga entonces– agrega el oficial.
– ¿Quieres salvarte? ¿Quieres salvarte? Confiesa nomás todo lo que te estamos avisando, ya más rápido te levantan– dice el hombre de la cámara.
– Me estoy ahogando– repite el herido.
La cámara se mueve entonces hacia la camioneta atacada, se ve a elementos del Ejército mexicano junto a la unidad, luego el parabrisas con unos 20 impactos de bala, las placas —blancas con franjas superior e inferior rojas— y después una toma más abierta del lugar del crimen, en la que se observa que hay varios agentes federales, a unos de los cuales incluso se les ve claramente el rostro.
– ¿QUIERES SALIR?– DICE EL HOMBRE DE LA CÁMARA A UN AGENTE QUE SE ATRAVIESA EN LA IMAGEN.
En esa secuencia se observa que el crimen ocurrió en una zona habitacional y en una barda se ve que hay varios graffitis.
La cámara se acerca entonces a otro cuerpo —un hombre con pantalón beige y camiza azul, con el pelo también corto casi a rape— junto a la banqueta y con una gran herida de bala en la cabeza. Los agentes empiezan entonces otra conversación en tono de sorna de la víctima.
– ¿QUÉ ESTABA PENSANDO? ¿NO SE VE QUÉ ESTABA PENSANDO?– DICE UN AGENTE.
– ¡Jajaja! Se le fueron las ideas del madrazo– responde el de la cámara.
– Se le vinieron, pinche maricón– agrega otra voz.
– Pregúntale si tiene algo que decir…– dice otro.
– No, que se reserva todo el derecho– responde el de la cámara.
La toma se abre y se dirige entonces al grupo de elementos, varios de los cuales están alrededor del hombre que sigue quejándose porque se está ahogando. La cámara se acerca y capta desde arriba el cuerpo de la víctima, que se ve está rodeado de varios federales.
– ¡ME AHOGO!– DICE LA VÍCTIMA EN MEDIO DE GEMIDOS.
– ¿Te ahogas?– le pregunta un agente.
– Te va a cargar, hijo de tu puta madre– dice el de la cámara.
– Ya que te cargue la verga– agrega otro.
– Además no eres de mi familia, güey– dice el de la cámara.
– Puta madre, ¿con quién trabajas? ¿Para El Chapo? Pregúntale para quién trabaja– dice otro.
Luego de unos segundos en los que la cámara toma la camioneta —que se ve es de doble cabina— vuelve al sobreviviente, que sigue clamando por ayuda.
– ME AHOGO, ME AHOGO, POR FAVOR, ME AHOGO, ME AHOGO… AH, ME AHOGO, POR FAVOR, SEÑOR.
– Te vas a ahogar, pendejo– dice uno.
– ¿Qué quieres que haga? ¿Te desahogo?– agrega otro.
– Dale respiración de boca a boca– dice uno más.
– Noooooo, mejor déjalo así.
Al final, sólo se alcanza a ver que al cuerpo se acerca un hombre con guantes de plástico y bata blanca que recoge un objeto, al parecer una esquirla, ubicada junto al herido.
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