El episodio del restaurante La Leche de la ciudad turística de Puerto Vallarta tuvo un trasfondo en el escenario actual que se vive en el conflicto abierto entre las facciones del cártel de Sinaloa que comanda ahora Aureliano Guzmán Araujo, “El Guano” (encargado en la actualidad del grupo del Chapo), y Dámaso López Núñez y su hijo, y es que de acuerdo con fuentes de inteligencia militar y de la Procuraduría General de la República, desde la caída del extraditado líder del narcotráfico sinaloense en enero de 2016 se venía preparando el terreno para nuevas alianzas y también traiciones al seno de una de las organizaciones delincuenciales más poderosas del planeta.
De acuerdo con fuentes del mismo cártel, a la reunión-fiesta que dio inicio la noche del domingo 14 de agosto de 2016 estaba invitado un grupo de personas, que sabían los detalles del lugar, la hora: el exclusivo restaurante La Leche, ubicado en la zona turística de Puerto Vallarta.
El asunto era claro: se trataba de celebrar el cumpleaños de Iván Archivaldo Guzmán Salazar, y para ello la orden era entrar desarmados al local.
Los informes señalan que uno de estos invitados para acompañar a los hijos del Chapo fue Dámaso López Serrano, “El Mini Lic”, así como otros amigos más, cuyos nombres los dio a conocer la propia Fiscalía General de Jalisco cuando siguió las investigaciones del caso.
Pero según los asistentes, “El Mini Lic” nunca arribó al lugar. Sobre el caso no solo las autoridades llegaron a especular mucho en torno al plagio de “Los Menores”. Los datos oficiales precisaron que fue a las 00:53 horas cuando un grupo de sujetos armados irrumpió en el local.
En una amplia mesa, se observó en los videos filtrados a los medios de comunicación, se encontraban celebrando hombres y mujeres, en total 16 personas, cuando el comando obligó a los presentes a doblegarse. Tras asegurar el establecimiento los desconocidos, que no portaban capuchas, se marcharon de la zona solo con seis de los presentes.
Acusan alianza y traición
Días después a través de los medios informativos se dio a conocer que los hijos del capo oriundo de La Tuna, Badiraguato, fueron liberados, y aunque el fiscal de Jalisco, Eduardo Almaguer, detalló que era el Cártel Jalisco Nueva Generación, liderado por Nemesio Oseguera Cervantes, quien estaba detrás del secuestro, en la actualidad desde dentro de la facción Guzmán se señala que en el plan estuvieron involucrados en realidad Alfredo Beltrán Guzmán y otros nuevos aliados.
Según estas versiones, obtenidas a través de inteligencia militar, se supo que Dámaso López Serrano había sido enviado por su padre a la Ciudad de México para reunirse con discreción días antes del plagio en Puerto Vallarta con José Gil Caro, conocido como “El Jogil”, así como Emilio Sajid Quintero Navidad.
En el cónclave estuvo presente además “El Mochomito”, cuya gente había sido expulsada por los ejércitos de “El Guano” en verdaderas batallas campales en la zona serrana de Badiraguato, en el corredor que va de Bacacoragua a La Tuna.
La idea, de acuerdo siempre con las fuentes, era orquestar un plan para eliminar a los Chapitos sin sacudir la estructura del cártel de Sinaloa.
Los reportes de la PGR señalan que “El Jogil” y Sajid, alias “El Cadete”, tienen su cuartel general de Guadalajara, y mantienen vínculos con el Cártel Jalisco Nuevo Generación.
“El Cadete” tiene una orden de búsqueda de parte del gobierno de Estados Unidos y también está fichado por el Departamento del Tesoro desde 2014, mientras que José Gil fue detenido y procesado por la PGR en 2004, pero años más tarde recuperó su libertad en amparos.
“La idea era que quienes se encargarían de hacer el trabajo era la gente del Mencho, y nadie de sus antiguos socios se verían como sospechosos en el secuestro de Los Chapitos”, comenta una fuente.
El plan orquestado, según refieren, era que una vez que se diera aviso de la presencia de Los Menores en el restaurante de Puerto Vallarta, “El Cadete” y José Gil Caro hablarían para que el grupo aludido entrara en acción.
Para el operativo solo se tenía que neutralizar a los varones presentes, no había orden de eliminarnos en el lugar, pues se habría tratado de un error. Tras partir de La Leche, fueron las mujeres quienes avisaron de lo sucedido, y la confusión en los cárteles se vino encima con el Chapo en la prisión mexicana de Ciudad Juárez, Chihuahua.
El Mayo, objetivo y mediador
Pasó poco tiempo del incidente cuando el semanario Ríodoce publicó que Ismael “El Mayo” Zambada participó en las negociaciones para la liberación de los Menores.
Y es que de acuerdo con informes extraoficiales, los hombres que acudieron a La Leche cometieron el plagio sin el consentiemiento de “El Mencho”, de ahí que gracias a la intervención del capo de El Álamo, El Salado, también se logró conciliar y liberar a los hijos del Chapo.
De ahí que poco a poco esta información fue tomando cuerpo, y una vez que se realizó la extradición de Guzmán Loera a Estados Unidos, Los Menores dieron a conocer información sobre los planes de El Licenciado de hacerlos a un lado en el cártel sinaloense.
En la carta que dio a conocer el periodista Ciro Gómez Leyva en su programa de televisión ImagenTV, los hijos del capo badiraguatense revelaron que El Licenciado los citó a ellos y al Mayo Zambada a una reunión, solo con el fin de planear eliminarlos para hacerse con el poder del cártel. Sin embargo, el plan falló.
Sin embargo, los informes del interior del cártel señalan que originalmente se quiso orquestar que una vez fuera de circulación los Chapitos, la guerra se abriría entre “El Mencho” y los ejércitos de Zambada García.
Si no hubieran sido las huestes del CJNG, habría sido el gobierno federal el que terminaría por meter presión al Mayo, obligándolo a moverse y ser detenido o abatido.
Desde que se reveló la carta con Ciro Gómez Leyva, las áreas de inteligencia del gobierno federal han detectado las distintas versiones, una de ellas en donde coloca a Dámaso López como presunto informante de la DEA.
Una de estas versiones es que su gente estuvo involucrada en el envío del PIN de Blackberry personal del “Chapo” cuando fue rastreado hasta la casa del fraccionamiento Las Palmas, en la ciudad de Los Mochis.
Contraria a la versión oficial de la Marina y la PGR, en voz de la Procuradora Arely Gómez, según esta información en realidad más allá de la búsqueda intensiva del todo el aparato militar y de inteligencia del sistema, lo más efectivo fue que uno de sus allegados hiciera una maniobra.
Además, también se ha detectado una alianza estratégica entre los Dámaso y César Carrillo Leyva, El Cesarín, quien es el heredero del antiguo imperio que fundó su padre, Amado Carrillo Fuentes, El Señor de los Cielos.
En esa lógica, ambos clanes permanecen en Navolato, sobre todo en la región de Villa Juárez, plaza que originalmente pertenece al Chapo Guzmán.
A ambos grupos aliados, los Dámaso y los Carrillo, se les ha señalado se participar en los delitos de narcomenudeo, extorsión y secuestro.
Las batallas
Con una versión de un grupo y otra, se podría decir que la guerra estalló el sábado 4 de febrero pasado, no solo por ser la fecha en que la carta enviada a Ciro Gómez Leyva señala que los hermanos Guzmán Salazar sufrieron un atentado de parte del Licenciado, sino porque a partir de ahí ocurrieron una serie de hechos que cimbraron la tranquilidad de los sinaloenses.
De acuerdo con los reportes policiacos, ese sábado ocurrió un choque entre grupos armados en la comunidad de Leopoldo Sánchez Celis, rumbo a la sindicatura de Eldorado, en donde los grupos rivales intercambiaron disparos.
Sobre los hechos poco se dijo, pero los informes de las autoridades señalan que un hombre fue herido a balazos, fue trasladado al hospital regional de Eldorado, y una vez estabilizado personal de la Cruz Roja de la sindicatura de Quilá se dispuso a llevarlo a Culiacán, sin embargo, al salir de la comunidad la ambulancia fue interceptada.
“Nosotros nos haremos cargo”, le dijo uno de los hombres armados a los paramédicos que detuvieron el viaje. El herido fue cambiado a una camioneta y ya no se supo más.
A la noche siguiente, el domingo 5, grupos armados se enfrentaron a balazos desde Infonavit Las Flores hasta el Trébol que une La Costerita con la carretera Culiacán-Eldorado. A lo largo de kilómetros fueron esparcidos casquillos y hasta ocho vehículos que participaron en la persecución. Esa noche se celebraba otro partido más de la Serie del Caribe.
Los hechos violentos se siguieron registraron en la capital. Dos días después, el martes 7, un grupo de pistoleros fue abatidos por elementos de la Secretaría de Marina en el fraccionamiento Villa del Real, pero sería hasta la tarde de ese día cuando un numeroso grupo armado se apoderó de Villa Juárez, Navolato. El saldo oficial fue de cinco muertos, tres personas inocentes entre ellos.
Dos semanas más tarde, de nueva cuenta un grupo armado volvió a incursionar en la región, y tomó por asalto la comunidad, se habla que levantaron al menos a cuatro hombres y prendieron fuego a un camión amarillo que transportaba jornaleros a las labores del campo.
A partir de ahí, la sindicatura permaneció en el miedo, algunas familias empezaron a marcharse de la comunidad y los ejecutados y levantados estuvieron a la orden del día.
En total, según las estadísticas, Sinaloa concluyó los dos primeros meses del año con 232 homicidios dolosos y casi 100 personas privadas de la libertad.
La reacción de la SEDENA
Desde el ataque al convoy del Ejército, que dejó 5 soldados muertos y 11 más heridos, el Secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos Zepeta ha acudido a Sinaloa en tres ocasiones, sin que haya dado un verdadero golpe de timón a las estrategias de combate al crimen organizado. Solo en los discursos.
En el sepelio de los militares abatidos, Cienfuegos llamó “bestias criminales” a los autores del ataque, el cual desde el primer momento fue vinculado con el rescate de un sicario de los Guzmán y perpetrado por células de pistoleros como Los Chimalis, leales al Chapo.
“Que las organizaciones criminales sepan que no descansaremos hasta que sean juzgados por sus delitos. Sepan que vamos con todo, con la ley en la mano y la fuerza que sea necesaria, nadie por encima de la ley, que la fuerza que apliquen tendrá la respuesta que corresponda por parte de la autoridad”, advirtió en esa ocasión el secretario de la Defensa.
Y arremetió:
“Este artero y cobarde ataque no es sólo una afrenta al Ejército o a las Fuerzas Armadas, es también una afrenta a la naturaleza humana, a la convivencia colectiva, a los principios sociales, a las leyes que nos hemos dado, y es también una afrenta al Estado de Derecho”.
Sin embargo, pese a los operativos encabezados por el Ejército y la subprocuraduría especializada en investigación de delincuencia organizada (SEIDO) no se detuvo a ningún responsable de la masacre; los resultados que presentó el gobierno federal fue sobre el decomiso de armas, vehículos y propiedades en Culiacán y el ejido Paredones.
La segunda vista de Cienfuegos fue con el gabinete de seguridad federal encabezado por el secretario de Gobernación en Mazatlán, el pasado 2 de febrero. Luego de la reunión, los mandos federales incluidos el secretario de la Defensa salieron a decir que reforzarían Sinaloa con más elementos.
En la conferencia de prensa, Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación, dio a conocer que una de las estrategias contra el crimen sería “reforzar puntos de revisión, todo tipo de establecimientos en los que pudiera generarse concentración de acciones negativas en contra de la sociedad, como deshuesaderos, casas de empeño e incluso casinos”.
Pero fue inmediatamente después cuando los grupos armados chocaron en Culiacán y la guerra no pudo ser detenida por el Ejército, la Marina y las corporaciones locales.
A los días, el sábado 11 de febrero, el general secretario de la Defensa volvió a retornar a Sinaloa, esta vez en una reunión a puerta cerrada en la Novena Zona Militar. El tema era volver a redefinir las estrategias de seguridad.
Al ser cuestionado por la prensa, Cienfuegos Zepeda confirmó lo que ya se sabía en el estado: la ausencia del Chapo Guzmán, tras su extradición a Estados Unidos, generó un vacío de poder que era peleado por las facciones del cártel.
Para combatir la guerra criminal, de nueva cuenta se mencionó que sería reforzado el estado como elementos de la milicia.
Más tardó en tomar su vuelo a la ciudad de México que los grupos armados en protagonizar un nuevo enfrentamiento, esta vez en El Salado.
Esa tarde una persecución entre presuntos pistoleros y militares dejó como saldo un elemento herido y un vehículo abandonado.
Todo comenzó cuando los soldados patrullaban las calles de esta sindicatura localizada al sur de la capital, y de pronto se toparon con sujetos armados. El intercambio de tiros no duró muchos minutos, según los testigos, pero lo suficiente para que los empistolados escaparan.
Esta vez fue la primera ocasión en que se daba un hecho relevante en el territorio controlado por El Mayo Zambada, pues se sabe que esa zona es ampliamente vigilada por halcones y personas armadas leales a los Zambada.
Aún así, los hechos de alto impacto disminuyeron de manera considerable. Entre lunes y martes pasado, se pudieron observar sobre el cielo de la capital helicópteros de la Armada de México de diversas envergaduras que viajaban aparentemente de la zona de Badiraguato a la base provisional del parque Ernesto Milán Escalante, antes Parque 87.
Se sabe que dichos sobrevuelos además son parte de la estrategia para inhibir la circulación de convoyes de vehículos con hombres armados. Aunque de manera oficial la Secretaría de Seguridad Pública del estado, en voz del teniente coronel Cristóbal Castañeda, rechazó que caravanas de unidades circulen por la ciudad.
0 comentarios:
Publicar un comentario