Los hechos de violencia que se registran desde la noche del domingo en Matamoros y Reynosa, y que dejaron por lo menos 14 personas muertas , obedecen a una disputa por el control de la zona fronteriza de Tamaulipas en la que están involucradas dos células del Cártel del Golfo (CDG), asediadas además por fuerzas federales.
Autoridades del gabinete de seguridad indicaron de acuerdo con las investigaciones y datos de inteligencia recabados en las últimas semanas, las células denominadas Los Ciclones con dominio en la zona de Matamoros y Los Metros asentados en Río Bravo-Reynosa luchan por el dominio de la zona.
La disputa inició en 2014 pero se ha recrudecido con el incremento de personal que el Ejército mexicano, la Marina y la Policía Federal tienen en la zona. Se estima que hay presencia de más de mil efectivos federales como parte de la nueva estrategia ordenada hace unos meses.
Al frente de Los Ciclones se encuentra Ángel Prado Rodríguez, alias Ciclón Siete u Orejón. Este sujeto, como publicó en mayo del año pasado, fue identificado por inteligencia naval como uno de los objetivos clave en la estructura del crimen organizado en el norte del estado.
En la facción contraria está Juan Francisco Carrizales, alias El 98, identificado por la PGR y por la DEA como uno de los principales sicarios del CDG. En su momento fue uno de los hombres del cártel asignados a desestabilizar el dominio de Los Zetas en Nuevo Laredo. Participó en la detonación de automóviles con artefactos explosivos.
Actualmente su base de operaciones se encuentra en Río Bravo y forma parte del grupo conocido como Los Metros, que intenta expandir su dominio sobre Matamoros, bajo las órdenes Sergio Velázquez, alias El Comandante Gafe.
Ambos grupos, de acuerdo con la información recopilada por el gabinete de seguridad, se mueven en caravanas amplias de vehículos, en varias ocasiones más de diez, y varios de ellos blindados.
De acuerdo con Gerardo Sánchez Lara, profesor de seguridad, terrorismo, el fenómeno de reacomodo entre los grupos delincuenciales responde a la disputa de las mismas células que se desprende de la organización delictiva que buscan no perder su posición y el control territorial que mantiene pese a la intervención del gobierno federal.
“Se trata de un efecto común entre los liderazgos locales que buscan posicionarse en medio de la embestida del gobierno federal que provoca la detención o abatimiento de los mismo cabecillas, y de la competencia que tiene con otras células que no están dispuestos a renunciar al control de su territorio, aunque éste no sea muy amplio”, señaló en entrevista el especialista.
“En efecto, tenemos esa situación (disputa entre criminales) como causa de los hechos violentos pero la coordinación de fuerzas federales y estatales ha minimizado esos hechos violentos. No se trata de ataques contra la sociedad civil”, señalaron fuentes de la Secretaría de Seguridad Pública estatal a este diario.
Los choques armados en los municipios de Río Bravo, Nuevo Progreso, Matamoros y Reynosa, principalmente, derivó en “una rotación” de las fuerzas federales, incluyendo los alrededor de 300 integrantes de la Gendarmería que están desplegados en la entidad, de acuerdo con funcionarios federales consultados.
Los incidentes
Desde el 1 de febrero comenzaron los hechos de violencia en el corredor fronterizo de Tamaulipas. En la noche del domingo, elementos de la Armada se enfrentaron con sicarios en la carretera Valle Hermoso-Matamoros, hecho que dejó tres sospechosos muertos.
A las 4 de la mañana del lunes, en la colonia las Fuentes de Reynosa, un choque entre policías estatales y sicarios dejó dos presuntos agresores muertos.
El martes, aproximadamente a las 14:00 horas, se reportaron múltiples bloqueos con vehículos de carga y desplazamiento de personas armadas en los poblados de Control y Estación Ramírez.
Posteriormente vinieron enfrentamientos entre sicarios y fuerzas federales a la altura de los kilómetros 36 y 61 de la carretera Matamoros- Reynosa. El saldo fue de ocho sospechosos muertos. En tanto en la carretera libre a Río Bravo militares ubicaron el cuerpo de un civil armado asesinado por un grupo rival.
Debido a esos incidentes, la alcaldesa de Matamoros Leticia Salazar anunció la noche del martes que se suspendían las audiencias cívicas que se realizan tradicionalmente a mitad de semana para no poner en riesgo a la gente.
La medida pareció acertada ya que por la mañana fue dejado un artefacto explosivo, al parecer una granada, en el estacionamiento de la presidencia municipal. No hubo heridos porque no estalló y fue retirado por soldados. Además hubo dos nuevos bloqueos en accesos carreteros de Matamoros desactivados pro policías federales y estatales.
“Hasta el momento ya no se han reportado incidentes de violencia o bloqueos en el municipio de Matamoros, al tiempo que las fuerzas de seguridad estatales y federales mantienen operativos en la ciudad, como en los accesos carreteros”, destacaron las autoridades pese a que la red ciudadana de Valor por Tamaulipas continuaba reportando situaciones de riesgo en Reynosa y Río Bravo.
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