Sinaloa, a tres fuegos

La situación que priva al interior del Cártel de Sinaloa, donde Ismael Zambada García, quien ha sido factor de unidad y promotor de mantener frío el territorio, ha sido retado por el grupo que encabeza Dámaso López, el otrora lugarteniente de Joaquín “El Chapo” Guzmán.

De ser cierta la carta que se le atribuye a los hijos del “Chapo”, Jesús Alfredo e Iván Archivaldo Guzmán, nuestro estado entrará a una guerra sin tregua ni cuartel para definir qué segmento toma el control de la organización del narcotráfico más poderosa de México: si Zambada y “Los Chapitos” meten en cintura a los “Dámasos” o si estos, en alianza contra otras células del crimen organizado, les roban a aquellos una “tajada” del apetecible pastel del trasiego de drogas.

Sea cual sea el desenlace, los hechos de violencia de Villas del Real y Villa Juárez son las primeras muestras de que la zona centro de Sinaloa está convertida en el escenario de la disputa interna del Cártel de Sinaloa. Así como en 2008 los Beltrán Leyva le declararon la guerra a Guzmán Loera con el saldo en muertes y terror ya conocido, de igual forma la confrontación entre los “Chapitos” y los “Dámasos” podría convertir a nuestro estado en la antesala del infierno.


Lo visto hasta hoy es una parte de la película en la cual la alianza tradicional entre Zambada García y Joaquín Guzmán Loera trata de aprovechar la debilidad táctica de la célula de los Beltrán Leyva y, viceversa, los Beltrán Leyva intentan capitalizar el hecho de que el “Chapo” está en Estados Unidos y el Cártel de Sinaloa tiene pleito en casa.

El elemento distinto aquí es que si de verdad los “Dámasos” quisieron incluir al “Mayo”Zambada en la emboscada que le tendieron a los hijos de Joaquín Guzmán Loera, entonces han derribado el único factor que puede abonar a que haya reencuentro en el Cártel de Sinaloa, jalándole los “bigotes” a un tigre que enfurecido participará en el gran choque interno.

Y en el peor momento por cierto, porque el golpe asestado por la Marina a los Beltrán Leyva en Nayarit es un aviso de que si los cárteles del narcotráfico quieren guerra, las fuerzas armadas están dispuestas a dárselas así: con el mismo alarde que utilizan los sicarios del narco a través de las redes sociales.  

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