No hay forma de describir el terror de esta noticia, incluso no hay un precedente que se parezca.
Hace una semana se reportó el hallazgo de un pequeño cuerpo mutilado, a la vera de una carretera provincial, se ha convertido en uno de los casos más difíciles de resolver para los investigadores, que hasta el momento no descartan ninguna hipótesis.
“No había órganos, ni vísceras, ni dientes. Tenía amputadas las manos y los pies”, dice a EL PAÍS la fiscal Ana María Caro, a cargo de las pesquisas. Hasta el momento no pudo determinarse siquiera el sexo de la joven víctima que, por el tamaño del cuerpo, se cree que tendría entre dos y tres años.
La fiscal Ana María Caro reveló que además de habérsele amputado las extremidades, el cuerpo estaba vacío de órganos, con las piezas dentales arrancadas –incluso las muelas que todavía no le habían salido- y sin cerebro, pero con la tapa del cráneo vuelta a coser.
Dos días más tarde se sumó otro dato estremecedor: el cuerpo había sido enfriado, lo que dificulta establecer una fecha de muerte concreta.
Entre los móviles que se investigan están la venta de órganos, un rito satánico (existen antecedentes en Argentina pero con niños algunos años mayores), o la utilización del pequeño cuerpo para el transporte de drogas.
“Algunos no son delitos usuales acá, pero no por eso podemos descartarlos”, amplia la fiscal. Por último, se trabaja sobre otra hipótesis de un chico oriundo de Tucumán, que desapareció en noviembre junto a su madre y tiene esa edad.
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