El levanton del profesor Ramiro en el norte de pais , ni la policía pudo con los sicarios

Es un lunes fresco del mes de noviembre; el profesor Ramiro Sierra Barrios transita en su camioneta de modelo reciente por la carretera 200, de Norte a Sur. 

Quiere estar en su trabajo antes de que inicien las clases. Son las 6:12 A. M. cuando le cierran el paso unos sicarios; lo bajan de su camioneta, lo golpean y lo suben a los asientos de atrás cubriéndole la cabeza con una chamarra. Lo despojan de todas sus pertenencias y le lanzan improperios y amenazas de muerte. Ya en marcha nuevamente la camioneta y después de haberlo interrogado, Ramiro tratando de persuadirlos les dice:

_Miren jóvenes, yo no tengo nada contra ustedes(Le cortan la intención)
_¡Cállese maestrito de mierda hijo de la chingada!.

Transcurridos unos minutos, el profesor vuelve a insistir:
_Jóvenes, les pido de favor revisen la maletita negra que está sobre el asiento, contiene mi medicina, me la pueden dar por favor
_¡Para qué quieres medicina si ahorita te vas a morir perro!
_Si así va a ser, denme en la cabeza. (Ramiro se resigna a su suerte).
La camioneta siguió su marcha y transcurridos unos 15 minutos, aminoraron la velocidad, se podía sentir que había una fila de carros, cuando de repente:
_¡Bájate hijo de la chingada y no te destapes la cabeza! ¡Bájate! ¡Bájate cabrón!...

Aún en marcha la camioneta, Ramiro abre la puerta y se arroja; se queda tirado boca abajo; corre al monte, pero se regresa a la carretera a pedir ayuda. Después de 5 minutos pasa una patrulla con dos agentes de la Policía Estatal que le dan auxilio. Lo suben a la caja y un poco más adelante, con sorpresa observa que se incorpora a la carretera la camioneta que anteriormente le habían quitado. Les informa a los agentes, los cuales la siguen, pero no hacen nada por detenerla; la rebasan y ya cerca de Tepic, se parquean a un lado y comienzan a radiar. En eso estaban cuando otra camioneta con sicarios se les empareja y armas en mano les dicen:
_
¡Nomás que nos denuncien y se los va a llevar la chingada! ¡Ya me conoces y sabes que no ando con pendejadas! ¡Apaguen su chingadera!
Los sicarios se retiran tranquilamente y los agentes aceleran rumbo a Tepic como alma que lleva el diablo. Bajan al profesor y le dicen: _Señor, nosotros ya denunciamos el robo de su camioneta; pero Usted bien vio, que con esta gente no se puede hacer nada.
Sorprendido el profesor les pregunta:

_¿A dónde me dirijo no me dejaron nada; me quitaron el celular y todo el dinero, qué hago?.
_Llame al 066, allí le dan línea sin dinero.

Como puede, el profesor llega a la Procuraduría a poner su demanda; son las 7:25 de la mañana y lo mandan con el comandante de robos y asaltos. El comandante pide al profesor decir todo lo que pasó. Ramiro comienza a narrar los hechos cuando llega un grupo de agentes. El profesor detiene su narración y el comandante le dice que siga narrando, que ahí todos son de confianza. Insiste en preguntar las características de los sicarios, si los había identificado.

_¡No miré a ninguno! (Fue la respuesta del profesor).
Sintiendo mayor desconfianza que seguridad, Ramiro pidió le tomaran su declaración por escrito.

Después de 6 horas, el profesor sale de la Procuraduría, con el número telefónico de la agencia de Robos y Asaltos y con el compromiso del comandante de avisarle cuando tuviera noticias de su camioneta.

Por más de dos semanas a diario el profesor preguntaba por su vehículo a la Agencia de Robos y Asaltos, pero siempre contestaron no tener noticias de su camioneta. Después de un mes, un agente que trabaja en Acaponeta (y había sido alumno del profesor) le informó que miró su camioneta en el Corralón de Vehículos Siniestrados.

Inmediatamente informó a la Agencia de Robos y Asaltos, pero dijeron que dicha camioneta no se encontraba en ningún Corralón de la Procuraduría. Por sus propios medios, el profesor empezó a investigar y se trasladó al Corralón de Acaponeta. Encuentra su camioneta donde le habían informado; sorprendido observa su camioneta balaceada, pero además, completamente desvalijada: le quitaron la coraza, faros, calaveras, batería, llantas, cinturones de seguridad, estéreo, bocinas, herramienta y hasta el cerebro de la computadora. El encargado del Corralón le dice que así la encontraron. ¡Qué casualidad!... los otros vehículos que están en el Corralón, también se encuentran desvalijados. Una verdadera rapiña.

Experiencias como esta, a diario sufren los ciudadanos. Gente que se dedica a su trabajo, que paga sus impuestos y que cree que las autoridades le van a proporcionar una seguridad. Hoy más que nunca, Nayarit es uno de los estados más inseguros. La gente común tiene que cuidarse de los sicarios que asaltan en los caminos y de los sicarios que traen placa de autoridad para robar e intimidar.

Las evidencias me dicen que existe colusión entre autoridades y sicarios. Aún, así, trato de creer de que el gobernador no se da cuenta de que ocurren estas cosas y si así fuera ¿para qué cuidar que a la hora de la entrega por cambio de gobierno sus trabajadores no se lleven ni un clip? ¡Cuando la judicial y mandos medios ya desvalijaron los vehículos de los ciudadanos asaltados! Esta historia no termina, hay más casos, algunos causan rabia y frustración, pero ¿Qué podemos esperar los ciudadanos comunes ante la colusión entre mafias y gobierno? ¿Cuántos años más durará este mal?...

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