En medio de las presiones provenientes de Estados Unidos por la presunta protección que se brinda en México al Cártel de Sinaloa.
El gobierno de Felipe Calderón respondió con un golpe mediático al detener a Vicente Zambada Niebla, El Vicentillo, pero aún sigue intocada tanto la estructura criminal como la red financiera de su padre, Ismael Zambada García, El Mayo, considerado dentro y fuera de México como uno de los capos más poderosos del país.
El jueves 19, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y la Procuraduría General de la República (PGR) dieron a conocer la captura del hijo de Ismael Zambada García, El Mayo, mientras el secretario de Gobernación.
Fernando Gómez Mont, afinaba en Washington la agenda y los pormenores de la visita de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, a México, programada para este miércoles 25, así como la del propio mandatario de ese país, Barack Obama, a mediados de abril.
En su boletín 309/09, emitido el viernes 20, la PGR informó que el arresto de El Vicentillo se realizó para “cumplimentar la orden de detención provisional con fines de extradición internacional, librada por el Juzgado Tercero de Procesos Penales Federales en el Distrito Federal, derivada de una orden de captura emitida por la Corte de Distrito de Columbia en los Estados Unidos, por los delitos de asociación delictuosa y distribución de cocaína para ser importada a los Estados Unidos”.
En México, según la Sedena, el detenido no tiene ninguna averiguación abierta, aunque en el momento de su arresto –dijo el portavoz de la dependencia– portaba armas para uso exclusivo de las Fuerzas Armadas.
La captura de Zambada Niebla, a quien la Sedena compara con Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, por su poder y capacidad operativa, ocurrió luego de que la revista Forbes publicó que el llamado “capo del panismo” posee una fortuna de mil millones de dólares. Esta información provocó airadas reacciones en las clases política y empresarial, y hasta entre académicos especializados en el tema de la delincuencia organizada.
Hasta hace menos de un lustro, Zambada Niebla era considerado un narcojunior dedicado a las correrías de juventud al lado de Vicente Carrillo Leyva (vástago de Amado Carrillo) y Nadia Patricia y Brenda Esparragoza Gastélum, hijas del capo Juan José Esparragoza Moreno, El Azul, de quien no se habla.
Sin embargo, el resto de la estructura criminal, representada en buena medida por El Mayo, no sólo permanece en funcionamiento, sino que se extiende por más de 30 países del mundo, hasta donde han ido a parar las multimillonarias ganancias provenientes del tráfico de drogas y de una veintena de actividades delictivas manejadas por dicho cártel.
El reino del capo
Si Joaquín Guzmán Loera se convirtió desde enero de 2001 en una pesadilla para los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón, El Mayo Zambada mantiene un comportamiento de “bajo perfil” que ha resultado clave para sobrevivir tres décadas en el negocio de las drogas sin ser perturbado.
Los problemas que ha enfrentado en la última década, por ejemplo, han derivado de diferencias entre socios y rivales, como la ocurrida en septiembre de 2004, cuando fue asesinado Rodolfo Carrillo Fuentes. En aquella ocasión (Proceso 1455), Vicente Carrillo, actual jefe del cártel de los Carrillo Fuentes, le telefoneó a El Mayo Zambada para reclamarle la muerte de su hermano:
–Compadre, sólo quiero saber si estás conmigo o contra mí –le espetó.
–Estoy contigo, compadre.
–Entonces demuéstramelo entregándome la cabeza de ese hijo de la chingada.
Vicente Carrillo se refería a El Chapo Guzmán, a quien le atribuyeron la muerte de Rodolfo Carrillo, El Niño de Oro.
Fuera de esas diferencias, superadas por la salvaguarda del negocio, El Mayo Zambada al parecer no ha visto perturbadas sus actividades criminales.
En 1992, cuando comenzó el declive que mantuvo a los capos unidos en el negocio de las drogas como una sola familia criminal, el Cártel de Tijuana ofreció 3 millones de dólares a quien asesinara a El Mayo Zambada. El plan resultó un fracaso.
Hoy, la Agencia Antidrogas Estadunidense (DEA) ofrece una recompensa de 5 millones de dólares a quien aporte información para detener a El Mayo, considerado uno de los narcotraficantes más poderosos del país. Hasta ahora nadie lo ha denunciado.
A lo largo de tres décadas, el llamado clan de El Mayo Zambada ha sufrido rasguños y bajas importantes, sobre todo desde el punto de vista sentimental, como las recientes detenciones de su hermano Jesús Reynaldo Zambada, El Rey, y la de su hijo Vicente, pero él mantiene boyante su red patrimonial y financiera a pesar de los cuantiosos decomisos de dinero y de droga efectuados por la PGR a miembros de su organización.
Zambada García es, junto con Esparragoza Moreno, uno de los capos más viejos en el negocio del narcotráfico. él ha sabido sortear los embates de sus rivales y los del gobierno mediante “cañonazos” de dólares; además, sabe manejarse con discreción.
Esa habilidad se la reconocen incluso las autoridades. Zambada García no sólo se mueve con cautela para evadir al Ejército y a los agentes federales, algunos de los cuales son sus cómplices, sino que cuenta con una base de aceptación social. Es tan popular en Sinaloa, su entidad natal, donde prácticamente ha sido inmortalizado en corridos en los que se alude a él como El Rey, El Grande, El MZ El Jefe, El Padrino. El Señor o El Patrón.
Considerado dentro y fuera de esa entidad como “el último reducto de la generosidad”, Zambada García incursionó en el negocio de las drogas a finales de los setenta, cuando el narcotráfico era manejado en el Pacífico mexicano, entre otros, por personajes como Pablo Acosta Villarreal, cacique de Ojinaga, Chihuahua; Rafael Caro Quintero, y Miguel ángel Félix Gallardo.
Existe una etapa de la juventud de Zambada García poco conocida. A finales de los setenta, él trabajaba como empleado en la Mueblería del Parque, en Culiacán, donde se desempeñaba como chofer y se encargaba de repartir entre los clientes muebles y aparatos de línea blanca.
En ese empleo Zambada García conoció a Rosario Niebla, quien trabajaba como secretaria. Se casó con ella y procrearon a Vicente Zambada Niebla, quien hoy tiene 34 años de edad y fue detenido el miércoles 18 en la Ciudad de México tras un operativo efectuado por efectivos militares y agentes de la Agencia Federal de Investigación (AFI).
Zambada García no duró mucho en ese empleo. Según refieren fuentes policiacas y personas que lo conocieron en esa época, quienes pidieron el anonimato, El Mayo siempre tuvo inclinaciones por las actividades delictivas. Esa proclividad lo llevó, tiempo después, a trabar relaciones con un grupo de colombianos allegados a su familia, quienes lo invitaron al negocio de las drogas. Desde entonces ya no pudo dejarlo.
Desde principios de los ochenta su carrera delictiva ha sido vertiginosa y fulgurante. En 1993, tras el asesinado de Rafael Aguilar Guajardo, Zambada García se alió con Amado Carrillo Fuentes, El Señor de los Cielos, máximo jefe del Cártel de los Carrillo en aquella época.
Se asoció, entre otros personajes, con Eduardo González Quirarte, El Flaco, publirrelacionista del cártel; con los hermanos Vicente y Rodolfo Carrillo; con Carlos Colín Padilla, cerebro financiero de la organización, con los hermanos Beltrán Leyva, Albino Quintero Meraz, Don Beto, y Juan José Esparragoza Moreno, El Azul, considerado el decano de los capos mexicanos y el más hábil negociador entre grupos antagónicos.
En mayo de 2003, durante un cateo realizado a una de las residencias de El Azul en Cuernavaca, Morelos, agentes de la PGR encontraron la agenda de su hija Nadia Patricia Esparragoza, a quien se relacionó sentimentalmente con el entonces gobernador de la entidad, el panista Sergio Estrada Cajigal (Proceso 1492).
En aquella época, el mandatario morelense era investigado por la PGR por sus presuntos vínculos con el narcotráfico y, en particular, con Esparragoza Moreno, quien vivía cómodamente en esa entidad e incluso utilizaba el aeropuerto local para recibir cargamentos de droga que luego transportaba en vehículos de la policía local, a cargo del comandante Agustín Montiel, actualmente preso en el penal del Altiplano.
Las alianzas
Bajo el liderazgo de Carrillo Fuentes, Zambada García se mantuvo firme en el Cártel de los Carrillo. Pero hubo fracturas a raíz de la muerte de Carrillo, por lo que decidió separarse de ese grupo criminal poco después de la fuga de El Chapo Guzmán, en enero de 2001. Fueron él y los hermanos Beltrán Leyva quienes le brindaron protección al evadido.
Desde entonces, Zambada García ha sobrevivido a las fracturas que ha sufrido el Cártel de Sinaloa, incluso la de enero de 2008, provocada por la captura de Alfredo Beltrán, El Mochomo. A pesar de las pugnas internas y los embates del Cártel del Golfo –su más acérrimo rival– y del gobierno federal, El Mayo se ha mantenido prácticamente intocable.
No sólo eso: ha incrementado su fortuna. En poblaciones de Sonora, Sinaloa y Nayarit incluso lo consideran benefactor, al grado de que los lugareños se refieren a él como El Señor.
Así, el capo de 62 años de edad se ha mantenido impune y desde hace varios años está bien conectado con las instituciones responsables de combatir el narcotráfico.
En noviembre de 2002, por ejemplo, el Centro de Inteligencia Antinarcóticos (Cian), cuerpo de élite del Ejército que depende directamente del secretario de la Defensa Nacional, fue infiltrado por las redes de El Mayo Zambada y El Chapo Guzmán.
La extinta Unidad Especializada en Delincuencia Organizada (UEDO) documentó que una de las piezas que servían de enlace entre el Cian y los capos citados era el sargento Marcelino Alejo Arroyo López. No es todo: la investigación 124/2002-V también detectó que las fugas de información para favorecer a Zambada y a sus socios (entonces aglutinados bajo el liderazgo de Amado Carrillo) se venían dando desde 1995.
En la red de vínculos que servían a Zambada García, de acuerdo con la Sedena, había más nombres: Francisco Tornez Castro, El capitán Tornez, quien había formado parte de diversas corporaciones policiacas; Salvador Ortega Becerra, ex funcionario de la desaparecida Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos contra la Salud (FEADS); Elvia Ramírez García y Rubén Escalante, este último se desempeñaba como subdirector de la Unidad de Apoyo Táctico de las Fuerzas de Apoyo de la Policía Federal Preventiva (PFP).
El octubre de 2008, el Ejército asestó un fuerte golpe al círculo familiar y empresarial de El Mayo al detener a su hermano, Jesús Zambada García, El Rey, y a 15 sicarios, quienes eran protegidos por agentes de la PFP. El Rey tenía su centro de operaciones en el Distrito Federal y en el Valle de México, pues con la protección de agentes federales mantenía un férreo control en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, en donde recibía cargamentos de cocaína y de precursores químicos para elaborar drogas sintéticas.
Otro golpe que asestó el gobierno, ésta vez a una parte de la estructura financiera de El Mayo, ocurrió el 14 de septiembre de 2008, cuando efectivos del Ejército aseguraron 26 millones de dólares cuya propiedad las autoridades federales atribuyeron a Zambada García.
Según la indagatoria PGR/SIEDO/UEIORPFAM/171/ 2008, el dinero estaba empaquetado en cajas de huevo, y presuntamente formaba parte de las ganancias del Cártel de Sinaloa.
Pese a esos golpes, Ismael Zambada García mantiene casi intacto el poder acumulado desde que inició su carrera criminal. En El álamo, Sinaloa, su pueblo natal, se le recuerda gratamente porque –según fuentes policiacas consultadas por Proceso– cada Navidad visita a familiares y viejos conocidos, a quienes suele repartir cervezas y dinero en efectivo.
En diciembre de 2006, cuando celebraba una posada en el rancho Los Mezquites, localizado a un kilómetro de la comunidad El Carrizal, cerca de Culiacán, estuvo a punto de ser detenido. Ese día se montó un operativo policiaco y militar para catear el rancho. El Ejército tenía información de que Zambada García estaría en la fiesta.
Los datos eran ciertos. Ese día el capo acudió a la posada, incluso brindó con los asistentes y bailó algunas piezas. Cuando el comando arribó al rancho para capturarlo, al filo de la medianoche, el viejo capo ya se había ido
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