Monterrey,N.L 10/Mar/2015 Era el cártel que supliría a la cada vez más débil organización criminal de La Familia Michoacana.
Lo que decían las mantas no tomó por sorpresa a nadie.
Hacía poco más de 7 años, el 4 de marzo del 2004, el mismo cártel de La Familia Michoacana había anunciado su nacimiento de la misma forma.
En el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) se atribuyó el hecho solo a un cambio de patente en el control de las rutas del narcotráfico en Michoacán.
Ni siquiera entre los funcionarios de campo del Cisen desplegados en Michoacán se sospechó los extremos de violencia a los que llevaría esa organización a todo el estado.
Era una escisión de La Familia Michoacana que estaba integrándose como cártel, se dijo en los informes oficiales en marzo del 2011. No habría una transición violenta, dijeron.
Ahora se sabe que estaban muy lejos de la realidad.
Los fundadores del cártel de los Templarios -entre ellos Nazario Moreno, “El Chayo”; Enrique Plancarte Solís, “La chiva”; Servando Gómez Martínez, “La Tuta, y Dionisio Loya Plancarte, “El tío”- emprendieron una guerra a muerte contra el cártel que los vio nacer como organización criminal, La Familia Michoacana.
Desconocieron a su antiguo jefe Jesús Méndez Vargas, “El chango”, y decidieron comprar todo el estado.
En el cuarto aniversario del nacimiento formal de Los Templarios, esa organización criminal fue declarada formalmente desarticulada. El anuncio de su eliminación fue hecho por el mando especial de la Federación para la seguridad de Michoacán, el general Felipe Gurrola Ramírez.
La desarticulación del cártel -uno de los más efímeros, pero también uno de los más violentos en la historia del narcotráfico mexicano- costó la muerte de al menos 56 marinos, 65 soldados, 32 policías federales, 6 policías ministeriales, 7 agentes de la PGR, 17 policías estatales, 29 policías municipales, 37 autodefensas, así como mil 370 civiles ajenos a la confrontación.
Del bando criminal, en cuatro años de una guerra abierta, perdieron la vida al menos 782 presuntos miembros.
El precio del cártel
No se tiene cuantificado el costo económico que representó a la Federación el combate al cártel de Los Caballeros Templarios en los últimos cuatro años, pero se habla extraoficialmente de al menos unos 3 mil millones de pesos, y la movilización de casi 18 mil elementos de tropas de diversas corporaciones de seguridad.
Al costo económico que ha significado esta organización criminal se debe sumar el costo social.
No solo por el encarcelamiento de más de 600 personas vinculadas a proceso por su probable responsabilidad en la comisión del delito de delincuencia organizada, sino por los casi 230 funcionarios estatales y municipales que fueron sometidos a proceso por corrupción, al mantener tratos económicos con el cártel.
La operatividad impune de Los Templarios en el estado de Michoacán también deja como saldo negro la desaparición de por lo menos mil 130 personas, las que se presume fueron “levantadas” y llevadas a cualquiera de las fosas clandestinas que exprofeso proliferaron en todo el suelo michoacano.
A la fecha existen 2 síndicos, 11 directores municipales de seguridad pública, 3 subdirectores de seguridad pública municipal, 8 policías ministeriales, 29 policías estatales y 150 policías municipales sometidos a proceso por haber colaborado con el cártel en la desaparición de personas.
A Los Caballeros Templarios se le atribuye una de las más grandes narco fosas que se han encontrado en el país, en los últimos 10 años. La que se encontró a zona limítrofe de Michoacán y Jalisco, en la localidad de La Barca, en donde se encontraron los cuerpos de 76 personas, cuya magnitud llamó la atención de la DEA, la que presumió allí la presencia de dos de sus agentes desaparecidos.
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