Hace casi tres años, en mayo de 2014, escribí en este espacio sobre Édgar Veytia Cambero, el fiscal general del occidental estado de Nayarit, quien fue detenido el lunes pasado en San Diego, California, acusado aparentemente de fabricar, introducir y distribuir droga en Estados Unidos.
Aquella vez me referí a la propensión de Veytia de presentarse como un fiscal implacable en la lucha contra la delincuencia (“La pistola más rápida del oeste”, Excélsior, 29/V/2014).
Por esos días se desarrollaba el proceso electoral intermedio en el estado y el gobernador nayarita Roberto Sandoval había acusado a la oposición de financiar sus campañas con dinero del narco.
Por esas y otras dificultades que enfrentaban en el estado, los entonces dirigentes del PAN y el PRD, Gustavo Madero y Carlos Navarrete, viajaron a Tepic para reclamar el “hostigamiento” a sus candidatos.
El gobierno estatal decidió recibirlos en el patio de la sede de la Fiscalía General, donde se colocaron dos mesas, una para cada delegación.
Detrás de la del gobierno —encabezada por el fiscal Veytia y el secretario general de Gobierno del estado, José Trinidad Espinoza Vargas— estaba desplegado un contingente de policías estatales con todo y tanquetas. El desplante puso furiosos a los líderes opositores, quienes se marcharon.
Con motivo de esa columna, me puse a investigar sobre el todopoderoso fiscal nayarita.
En internet encontré un video musical que rinde tributo al supuesto heroísmo del “licenciado Veytia” en la lucha contra el crimen organizado.
A ritmo de banda, la canción presenta al fiscal como el “terror de cualquier delincuente” y una bendición que cayó del cielo para un estado azotado por la violencia criminal.
“Mi país ya vivió la tragedia / Y mi estado no fue la excepción / Nayarit era un campo de guerra / Metro a metro, muertos por montón / Un milagro ocupaba esta tierra / Que mandara del cielo el Señor.
“Édgar Veytia se llama el milagro / Que la tranquilidad regresó / Arriesgando la vida ha logrado que la gente se sienta mejor / Percibiendo un estado tranquilo y por eso doy gracias a Dios.
“Mucho se habla de este hombre valiente / Que llegó como procurador / Como héroe lo mira la gente / Porque aplica la ley sin temor / El terror de cualquier delincuente / Édgar Veytia se llama el señor”.
Ésa era la imagen que le gustaba proyectar de sí mismo el fiscal nayarita.
Sin embargo, en Estados Unidos no coinciden con ella. El 2 de marzo pasado, el estado de Nueva York presentó cargos contra él ante la Corte del Distrito Este, en Brooklyn.
Luego de su detención en San Diego, Veytia fue consignado el martes por ser parte de una “conspiración internacional para importar, fabricar y distribuir heroína, metanfetamina, mariguana y cocaína”, entre enero de 2013 y febrero de 2017.
Las cantidades de droga que se atribuyen a Veytia en los documentos de la corte son las siguientes: un kilo de heroína, cinco kilos de cocaína, 500 gramos de metanfetamina y una tonelada de mariguana.
Su detención en el extranjero como fiscal estatal en funciones tiene pocos antecedentes. Y ocurre en momentos de una complicada relación entre México y Estados Unidos, cuyo presidente, Donald Trump, ha señalado a los mexicanos como deshonestos y a sus funcionarios como incompetentes para detener el flujo de drogas hacia ese país.
Hace tres años escribí: “Personajes como Veytia, dignos del viejo oeste, son bien conocidos en México. Quienes han presumido de ser fiscales de hierro, supuestamente implacables con los criminales, han terminado como represores o corruptos, o las dos cosas”. La costumbre se confirmó.
0 comentarios:
Publicar un comentario